POR GAEL BUENDÍA
El Poeta del Periodismo
Desde un Rinconcito de la Oficina Oval a 12 de noviembre de 2020.
En la lujosa oficina había un desorden total que tal pareciera había pasado un huracán categoría 5: Por doquier se veían sillas rotas, utensilios de oficina regados por donde quiera.
A un lado del escritorio se podía apreciar el cuerpo voluminoso de quien venía ocupando esa oficina desde hace 4 años, quien ahora como niño malcriado pataleaba y lanzaba una serie de maldiciones que por respeto al lector no la transcribimos.
Ya tenía rato que sus más cercanos colaboradores lo habían dejado solo por miedo a que fuera lastimado por algún objeto que lanzaba con uno de los 14 palos de golf, el cual los manejaba con bastante habilidad.
Mudos testigos, que tal pareciera lo observaban con reproche, eran el Padre de la Patria y el malogrado presidente acaecido por las balas asesinas aquel 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas. Los dos parecían cobrar vida moviendo la cabeza en desaprobación por los berrinches del individuo que seguía destruyendo todo lo que se encontraba a su paso.
PIDIÓ AL MAJESTAD UNA CAÍDA DEL SISTEMA
Minutos más tarde, cuando el llanto y la histeria se le calmó, se levantó y tomando el auricular del teléfono pidió lo comunicaran con el vecino del Sur, quien según él le había distinguido con su amistad.
Los 10 repiqueteos del teléfono le parecieron una eternidad hasta que, por fin, del otro lado de la línea la voz con acento sureño contestó: “Buejnoj, buejnoj”.
-Cerote, my dear friend que….
“Calmantes montes, para ujted… soy el Mesías o su Majestad.
-¡No mameyes!, como decir ustedes… before tu permitir decirte Cacas o Cerote, y hoy…
“Ok, ok, ¿qué quieres?”, dijo el Cerote, perdón el Mesías.
-Tú ser gacho con me, contestó con su inglis spanish. -No mandarme a Emmanuelo para que cayera systema y poder ganar la elección.
“Sí lo mandé, pero el muy bribón no pudo brincar tu muro… ya no está para esos trotes”.
-¿Muro? ¿Y por qué no entrar por la puerta?
“¡Estás loco! ¡Para que me lo detengan como a Cienlumbres!”.
-Oh my God!…, dijo el güero jalándose los pelos de maíz de mazorca.
“Ya ves para lo que sirvió tu dijchoso Muro”, dijo Don Cerote.
-Sorry, nuevamente mil disculpas, pero es que de tanto que oigo ese apodo pues se pega.
“Es más -continuó su “Majestad”- ya había equipado a 100 mil centroamericanos en una caravana con mochilas repleta de votos. Pero no pudieron brincar, así que a’i te ves. Lo que puedo hacer por ti es mandarte el avión presidencial para que te recoja y te lleve con Putin”.
-¡Fack you Cacas!, tu recordar que si caigo yo, tú también caer. I Will see my friend, dijo el güero pelos de elote al tiempo que se trasladó al cuarto del fondo a la derecha.
A miles de kilómetros, en el Palacio Real, también su anfitrión se dirigió al cuarto “de los lamentos” tocándose el estómago con un rictus reflejado en el rostro de “corre que te alcanzan”.
