POR ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS
Después de abdicar de su propósito de contender como precandidato a la gubernatura de Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, sentenció irónicamente en favor de Félix Salgado Macedonio: “En Guerrero cualquier animal puede ganar, o sea, puede ganar un toro salvaje, una vaca mansa u otro buey”.
La referencia de la renuncia tiene altas significación. Pablo Amílcar fue habilitado como uno de la treintena de superdelegados, con el evidente propósito de convertirse en el candidato de Morena al gobierno del estado de Guerrero. Además, es hermano de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, y cuñado de John M. Ackeman, el furibundo fanático lopezobradorista.
Sandoval Ballesteros terminó por alinearse y aceptar que la decisión presidencial había determinado que el candidato sería Salgado Macedonio, a pesar de todos sus negativos y el movimiento nacional en su contra que lo sanciona por anticipado con “un violador no será gobernador”.
Y tiene razón Sandoval Ballesteros, cualquier animal puede ganar en Guerrero. Pero la ventaja es de Morena, no del impresentable Félix Malvado Madreadonio por aquello de “yo sí te madreo Nicho” al líder de la Cámara de Diputados en 2000, y en inaudita ofensa a la Representación Nacional.
Lo bueno es que aún con todo el poder presidencial, el movimiento feminista en México, aparentemente obligó a recular al Presidente Andrés Manuel López Obrador y ordenar la reposición del procedimiento morenista para la designación del candidato a gobernador de Guerrero.
Se evidencia entonces que terminará por completar la farsa y la burla, y finalmente imponer a Malvado Madreadonio.
Hasta este momento Salgado Macedonio es el único aspirante de Morena para convertirse en candidato. Si así fuera, para qué el cuento de la encuesta, a menos que de repente aparezca un esquirol para dar la sensación de democracia interna partidista a una imposición diseñada desde los aposentos juaristas del Palacio Nacional.
DE CUARTA LA QUINTETA DE GOBERNADORES MORENISTAS
Así, la Cuarta Transformación se enfila hacia la cuarta regresión por el lamentable perfil de una quinteta de gobernadores morenistas incapacitados moral, social y políticamente para ejercer el Poder Ejecutivo en sus respectivos estados.
En orden alfabético aparece el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdés, con su inseparable secretario de Gobierno, Amador Rodríguez Lozano, sentenciados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) como defraudadores constitucionales. El calificativo tiene sentido.
Sin ningún sustento constitucional pretendieron prolongar artificialmente la gubernatura de dos a cinco años, exactamente igual como funciona el lopezobradorismo: con encuestas amañadas.
Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, manifestó su ignorancia supina al dar la bienvenida a don Benito Juárez, el prócer muerto en 1872, cuando inauguró una escuela primaria. Futbolista de gran calidad, pero actor de cuarta, pues se le recuerda como bufón en un programa de la Familia P. Luche, en la que aparece como promotor de la famosa magicorbata que por sí misma se renovaba cada vez que se manchaba. En fin, ese es su nivel.
Miguel Barbosa en Puebla, el fósil estudiante de Derecho y usurpador de profesión, en un pronunciamiento fuera de la realidad y de contexto, aseguró que los Moreno Valle murieron porque Dios los castigó (sic) al haberle robado la elección de gobernador. Es un personaje enfermo física y psicológicamente incapacitado para gobernar.
Cuitláhuac García en Veracruz no puede contener la violencia. Recuérdese la masacre de Minatitlán y los cinco presidentes municipales asesinados durante su trágica administración.
Desde luego hay un gobernador del sureste, célebre por sus reiterados acosos sexuales que detallaremos en breve, pero la siniestra quinteta de gobernadores morenistas quedará debidamente integrada si Salgado Macedonio finalmente resultara beneficiario por el supremo dedo elector presidencial. Ningún estado merece la categoría de gobernadores morenistas mencionados.
En defensa de Salgado Macedonio, López Obrador ha dicho que todo es consecuencia de la contienda electoral y por eso los ataques en su contra. Falso. Se le denunció desde hace más de 20 años y nada pasó. Por el contrario, se “invitó” a la víctima a desistirse de la denuncia porque se trataba una persona muy poderosa, con lo que quedó en evidencia que en materia de justicia nada diferencia a Morena del PRI y del PAN.
PROTESTA DE MUJERES MORENISTAS
Es inentendible la defensa a ultranza de López Obrador de un personaje que ha sido exhibido en los medios impresos y electrónicos, en las redes sociales, en protestas de grupos feministas, entre las mismas mujeres de Morena, destacadamente la diputada federal Lorena Villavicencio que se ha pronunciado abiertamente por retirarle la candidatura al que no cumple con el requisito moral de presentarse candidato en el estado de Guerrero.
Se sumó a la protesta la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien manifestó que todo aquél que ejerza violencia femenina no merece ocupar un cargo público.
Por el contrario, López Obrador fue más allá para defender a su amigo Félix Salgado. Fustigó severamente al The New York Times por dedicarle un artículo al pillo Macedonio. En su defensa, el Presidente aseguró que en el medio norteamericano “no investigan, calumnian”. Expresión fuera de contexto porque “el toro sin cerca” es incalumniable, según su propia autocalificación.
Lo malo es que para justificar la posible candidatura de Félix Salgado, el Presidente ha recurrido a su artilugio favorito: “Que decida el pueblo de Guerrero”. Funesto el mensaje con un resultado predecible. Cada vez que se hace una consulta popular, el único que gana es el Presidente López para encubrir su voluntad impositiva. Así sucedió en la consulta para cambiar el aeropuerto de Texcoco a la base militar de Santa Lucía, al consultar lugares tan lejanos como la Selva Lacandona en la que jamás han visto un avión. Y así sucederá en la encuesta para “preguntar al pueblo” si se enjuicia a los ex presidentes.
Por otro lado, los defensores de Salgado Macedonio argumentan que ya no se le puede juzgar porque los delitos de los que se le acusa están prescritos. El argumento es cínico y sin sustento para la ética política y la moral personal. La prescripción no le quita la calidad de violador. Un asesino no deja de serlo sólo porque nunca se le atrapó y el homicidio quedó sin castigo.
El mismo ex fiscal del estado de Guerrero, Xavier Olea, ha manifestado públicamente que desde 2016 había una investigación en curso, pero que el gobernador Héctor Astudillo Flores le ordenó detener la investigación. No se trata pues de una cuestión penal por encontrarse en el momento electoral.
Ahora López Obrador asegura, sin alguna prueba de por medio, que el ex fiscal está detrás de todo ese movimiento para evitar la candidatura del cuestionado candidato, cuando son demasiados los grupos políticos y sociales espontáneos en México y en el extranjero que acusan la actuación delictiva de Salgado Macedonio.
No, Salgado Macedonio no necesita ayuda para exhibirlo en su justa y exacta dimensión. Su candidatura sería una afrenta a las instituciones republicanas. Ampliaremos…
