POR GAEL BUENDÍA
El Poeta del Periodismo
Desde algún lugar del mundo a 20 de diciembre de 2021. Platicar con mi abuelo era revivir el pasado y es que sus anécdotas al platicarlas las contaba con un sentido de humor único. Por ejemplo, me contó que cierto día caminando por las calles de la gloriosa colonia Guerrero en la siempre Leal Ciudad de México vio un cartel pegado en un poste de luz que a la letra decía más o menos así “Salón Los Ángeles”, y como slogan recalcaba “quien no conoce Los Ángeles no conoce México”, “Venga y disfrute Aventurera-Dos funciones este fin de semana”, se leía en el cartel promocional.
Sin pensarlo mi abuelo le urgió a mi abuela “anda, mujer, no te quedes”… y echaron andar rumbo al susodicho salón de baile que, mención aparte, era recinto preferido de mi bisabuelo en donde -según sus palabras- acudía todos los lunes a raspar chancla.
Debo decir que acompañaban a mis abuelos la única nieta que por esos años frisaba en los 4 años y a sabiendas que no los dejarían entrar a ver la función, en el camino mi abuelo fue ideando cómo podría hacerle para entrar.
“Señorita, tiene usted servicio de guardarropa, ¿verdad?”, preguntó mi abuelo a la encargada, la cual contestó con cortesía “así es caballero”.
“Muy bien, señorita, me podría usted hacer el grandísimo favor de recibir a mi nieta como un abrigo, ya que supongo no le está permitido entrar, ¿verdad?”.
“Así es, señor, ¿y por qué no la lleva a su casa?, ¿vive lejos?”.
“¡Uy! Imagínese, vengo de California!”, respondió mi abuelo.
“Comprendo, bien, haré una excepción, ¿le doy dos boletos?”.
“¡No!, sólo dele uno”, terció mi abuela y mascullando entre dientes, le dijo a mi abuelo: “Yo no voy a entrar, no me confundas con una de tus pirujas”.
“Sí, deme dos boletos y tenga su propina por cuidar de mi abrig… digo de mi nieta”.
Y como dice el dicho, “donde manda capitán no gobierna marinero”, pues mi abuela siguió dócilmente a mi abuelo a donde el mesero los llevó a una de las mesas VIP, en donde se podría apreciar bien el espectáculo.
-Abue, ¿y por qué mi abuela no quería entrar?
“Jaaaa, ja, ja, ja, es que tu abuela pensaba que la iba a llevar a fichar”.
-¿Fichar?, ¿qué significa eso?, pregunté extrañado.
“Mira, chamaco, en mis tiempos entrar a un cabaré había mujeres que se ponían a fichar, es decir, que bailaban con los caballeros mediante el pago de un peso por pieza, de modo tal que cada que esa dama bailaba con un caballero éste le pagaba con una ficha, por lo que se les adjudicó el sobrenombre de ‘ficheras’, ya que el cliente previamente compraba las fichas que utilizaría para pagarles a las damas y ésta a su vez, al término del turno, las cambiaban por dinero”.
– ¡Ah!, así que mi abuela pensaba que tú la llevabas ¿a padrotear?
“Así es, chamaco, pero ¡cómo!, ¿tú sabes lo que es padrotear?”.
Patas pa’ qué las quiero… y salí corriendo a seguir jugando con mis amigos antes de que me siguiera preguntando y tener que confesarle que la vecinita me trae mis chuchulucos luego de talonearlos.
En fin, contó mi abue que el humor de mi abuela cambió cuando vio a Carmelita Salinas salir al escenario cantando “Burundanga”… y a partir de ahí, cada vez que mis abuelos visitaban México, a ninguna función de Aventurera faltaron… y en todas esas ocasiones mis abuelos se dieron el lujo de bailar con Carmelita y con Ernesto Gómez Cruz, respectivamente, pero sobre todo mi abuelo fue para Carmelita uno de sus “bombos” admiradores.
