POR EL TOPO
Bien lo dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador en la conferencia mañanera en días pasados: El relevo del director general en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) está “caliente, caliente”.
Y esto se comprobó el domingo pasado, cuando grupos de feministas, bajo el argumento de la violencia de género en el interior, quisieron apoderarse de la Dirección General del IPN.
Es muy extraño que estos actos vandálicos surjan a escasos días del relevo… y es que en política nada es casual.
La realidad es que grupos caciquiles, que siempre han dominado al interior del Politécnico, quisieron apoderarse de la Dirección General para seguir manteniendo el poder y obligar al gobierno de la 4T a sentarse a negociar e imponer al nuevo relevo.
Seguramente son los VILLAnos de RIVERA la mano que mece la cuna, en su afán de que siga predominando la pudrición en el IPN, pero el Presidente López Obrador y Esteban Moctezuma Barragán, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), ya confirmaron que van por la transformación al anunciar el relevo para acabar con las mafias del poder que azotan al interior del Politécnico.
EL PLAN VILLANO: DESESTABILIZAR AL IPN
Ante el próximo relevo del director general del IPN, que deberá realizarse el 20 de noviembre, un grupo ya identificado (VILLAno) pretende desestabilizarlo y vandalizarlo.
El domingo 8 de noviembre, un grupo de mujeres que anunció pertenecer al “bloque negro”, estuvieron a punto de tomar las oficinas de la Dirección General en las instalaciones de Zacatenco.
La oportuna intervención de Esteban Moctezuma Barragán, titular de la SEP, al solicitar el apoyo de los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), bajo el mando de Omar García Harfuch, y de la Secretaría de Gobernación, encabezada por Olga Sánchez Cordero, logró impedir que un pequeño grupo de mujeres, que llegaba a treinta, entrara a destrozar oficinas, a quemar papeles, archivos, y a plantarse adentro, precisamente a unos días del cambio de director general, como ya lo anunció el Presidente de la República.
En la SEP y en la Segob ya analizan y tienen indicios de quién está atrás de este movimiento que se le quiere cubrir con una causa legítima que es el acoso sexual y la discriminación de género.
Sin embargo, resulta muy casual que en los últimos tres años, cuando hubo casos públicos de violencia y acoso en varias escuelas, no afloró este “movimiento”… pero ahora, repito, a unos días del relevo, se pretenda usar esta legítima causa para presionar e intimidar a la SEP y al Primer Mandatario con el mensaje de “continúa mi grupo en el poder o es el caos”.
EL ‘MODUS OPERANDI’ DE SIEMPRE
Es por todos sabido que este es un ‘modus operandi’ que ha puesto en práctica con anterioridad Enrique VILLA RIVERA.
En 2014 se lo aplicó a su antigua aliada, su sucesora Yoloxóchitl Bustamente, quien tomó erróneas decisiones por propuestas para modificar el reglamento que traían tinte de autoritarismo ante alumnos y profesores. Esto, aunado a que tuvo la osadía de distanciarse de Enrique VILLA, ya que empezó a sacar a la gente de él, lo que provocó un pleito de comadres.
Enrique VILLA, con los directores de escuela y grupos que tenía dentro del Instituto, promovió y organizó el “Movimiento estudiantil IPN-2014”, que a la postre terminó con la renuncia de Yoloxóchitl… aunque después el movimiento creció y se salió de control, por cierto con causas legítimas, como la petición de mayor participación y democratización de alumnos y profesores en la toma de decisiones del Instituto en lo admismnistrativo, académico y elección de autoridades.
Como resultado del movimiento llegó como director Enrique Fernández, quien al integrar su equipo de trabajo no invitó a poltécnicos internos ni externos, se limitó al grupo “cerrado” que traía desde la UAM.
Al quitar a directores y funcionarios del equipo de Enrique VILLA, lo pusieron en el patíbulo. Antes del 20 de noviembre de 2017, cuando se esperaba su ratificación para otro periodo, VILLA RIVERA movilizó a su gente.
Cabe destacar que el esquema de mando en el Instituto permite al director general designar directores de escuela de manera casi directa, por lo que le deben sus “lealtades” a quien los nombró.
Enrique VILLA, para convencer a Otto Granados, titular de SEP, de la no ratificación y de imponer a su candidato, convocó a sus leales con grupos de estudiantes.
Salieron dos marchas que llegaron a Los Pinos con la petición de no ratificar a Enrique Fernández, quien finalmente tuvo que entregar la Dirección General a Mario Alberto Rodríguez Casas, un incondicional de VILLA.
Rodríguez Casas ha sido cercano a VILLA RIVERA: fue su secretario de Administración durante toda su gestión (8 años) en el IPN, su director de Administración cuando fue director del Instituto Mexicano del Petróleo y su director de Administración en el Conacyt… y fue colocado por VILLA con Enrique Fernández como director de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, lugar del que brincó a la Dirección General.
IDENTIFICADO EL OPERADOR VILLANO
En esta ocasión, cuando la Transformación va con todo para acabar con la pudrición en el IPN, la Segob y SEP ya saben quién está detrás del intento de desestabilizar al Instituto: Los VILLAnos de RIVERA.
Ya tienen identificado a uno de los principales operadores de Enrique VILLA para estos menesteres, un veracruzano que conoce desde sus días de estudiante en la ESIQUIE. Esta persona es especialista en estos operativos, con bastante experiencia desde la época de “La Quina”, a quien sirvió y luego le volteó la cara para pasar a ser ‘oreja’ de la Segob en tiempos de Gutiérrez Barrios.
Este operador VILLAno últimamente se ufana de ser miembro de Morena en Veracruz. Además tiene un pariente cercano en el primer nivel de la estructura del Instituto desde hace algunos años -continúa ahí- por la relación con el grupo VILLAno.
Y ya para terminar, repito lo del principio, como bien lo dijo el Presidente AMLO, la papa del IPN está “caliente, caliente”, pues ahora surgen como finalistas Octavio Paredes López, candidato del Sindicato independiente y que es opuesto al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Guadalupe Vargas, impulsada por el grupo VILLAno, que disque “tranquilizó” a las féminas que querían vandalizar las oficinas de la Dirección General del IPN.
Y Primo Alberto Calva, empleado de Enrique Fernández, ex director que viene con todo, pues quiere la revancha contra el grupo VILLAno que no lo dejó repetir en 2017.
LA COMUNIDAD POLITÉNICA TIENE A SU PERFIL
Y mientras todo esto pasa, en la comunidad politécnica que incluye a los verdaderos alumnos que realmente sí toman sus clases y a ex directores generales que verdaderamente aman las aulas educativas, ven con buenos ojos a Marco Antonio Flores, una persona alejada de grupos porriles y del cacicazgo que siempre han dominado al IPN, un politécnico que seguramente no alza la mano ni tiene grupos que lo impulsen, pero que está al pendiente de lo que pasa porque ama al IPN.
Flores Sánchez es un talentoso administrador público y ex oficial mayor de la SEP, y tiene todas las credenciales para llevar por buen destino al IPN.
Definitivamente Flores sería una propuesta fresca, pues no forma parte de la mafia de los grupos internos y sería un apoyo que encaja perfectamente a la Cuarta Transformación.
Y esto no lo digo yo, lo dice, repito, la comunidad politécnica, la que realmente estará pendiente a la decisión que se tome el próximo 20 de noviembre.
La pregunta que surge es: ¿Se impondrá el dedo del Presidente López Obrador o la mano VILLAna que mece la cuna?
