POR GAEL BUENDÍA
El Poeta del Periodismo
Desde algún rinconcito del mundo a 12 de abril de 2021.
Anoche, anoche fue y la verdad no sé por qué, pero, anoche, anoche fue cuando de ti me enamoré.
Bueno, a decir verdad, no fue la noche de anoche sino fue aquella noche del mes de noviembre cuando de ti me enamoré.
¿Y sabes? Me gusta recordarlo porque creo que apenas fue anoche cuando de ti me enamoré.
Sí, lo sé, han pasado ya varias décadas desde aquella noche cuando de ti me enamoré. Tan es así que los chicos ya crecieron y se hicieron hombres y mujercitas de bien y, por supuesto, ya hubo continuación de los cuales nos hinchamos de orgullo.
Y si me preguntaran cómo fue que me enamoré de ti, al punto les respondería… “Sólo bastó una mirada, ¡sí, así fue! Sólo una mirada bien dirigida hacia mi persona para que yo cayera rendido a sus pies”.
¡Qué besos ni qué caricias! Tan sólo bastó una mirada y un ligero toque de manos para sentir que volaba hasta el infinito.
¡Ah, pero no todo fue miel sobre hojuelas! ¡No, que va! En más de una ocasión me hiciste ver el mismito infierno con tus indiferencias y caprichitos. ¿Lo recuerdas? ¿Y sabes qué conseguiste?… ¡Que más me enamorara de ti!
¡Qué loco estoy, verdad…! El solo recordar me da risa y a la vez nostalgia … Mira que para curar mi mal de amores me dirigía a la nevería de la colonia para engullirme de pura decepción un “Chaves Special” con sus respetivas galletitas Marías y… ¡a llorar a moco tendido!
Por supuesto, sin faltar la música de los Apson Boys y cantantes de aquella época que me hacían ver “Siluetas, Siluetas” a través de tu ventana y…. ¡Órale, a engullirnos otro dos “Chaves Special!” para disipar el mal de amores que me aquejaba.
Y qué me dices de “La historia de mi amor”… ¡Oh, sí, la historia de mi amor! A diario le daba gracias al cielo por haber conocido a una linda mujer. He iba por la calle saltando de gusto, presumiendo que tu mano había acariciado y tan sólo con eso… ¡me sentía el rey de todo el mundo!
No sé si fui para ti un “Edy, Edy”, ni mucho menos que fueras la envidia de tus amigas. Lo que sí sé es que cuidaba mi aseo personal, el copete bien envaselinado, y por supuesto, los pantalones muy ajustados para parecerte un verdadero ‘Gentleman’… y todo con el fin de que te enamoraras tú también de mí.
¡Sí, fue la noche de anoche cuando de ti me enamoré!
Dicho lo anterior, el Vagabundo se alejó.
