A SIMPLE VISTA
El buen comer tiene un hermoso palacio: el Restaurante Don Horacio
POR GAEL BUENDÍA
El Poeta del Periodismo
Ya sabe usted que soy un vagabundo, ando de aquí para allá, de Estados Unidos a México, de Michoacán a la Ciudad de México… y para un buen comer me brinqué de un palacio al Restaurante Don Horacio con la grata compañía de mi director general.
Fue una gran experiencia, no cabe duda que este lugar del arte culinario, ubicado en Pachuquilla, Hidalgo, es toda una delicia para disfrutar de unos sabrosos y exquisitos alimentos con una gran variedad.
Yo, que he recorrido diversos lugares tanto en Chilangolandia como en la casa del Tío Sam, la verdad recomiendo ampliamente este lugar.
Es una delicia disfrutar esta gran experiencia, pero la verdad hágalo con prudencia… porque están tan sabrosos que la verdad uno se comería todo el menú… así de exquisitos están los alimentos.
Visitando al restaurante Don Horacio, queda “como anillo al dedo”, como dijera nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, esa linda frase que dice “Barriga llena, corazón contento”.
PACHUQUILLA, UNA VIVILLA EN LA GASTRONOMÍA
Sin duda alguna que los mexicanos tienen la dicha de tener en cada estado una gran variedad de gastronomía… tal es el caso de esta ciudad cabecera municipal de Mineral de la Reforma, en el estado de Hidalgo.
La comunidad de Pachuquilla, por su cercanía a Pachuca, siempre se le ha considerado como parte de la misma ciudad, pues comparten una geográfica similar y los contactos entre sus habitantes han sido continuos desde la época prehispánica.
Por consiguiente, su platillo predilecto es la barbacoa de borrego, la cual su preparación y cocimiento data de la época prehispánica.
¡Y qué decir de los platillos de esa época como son los escamoles, los chinicuiles y las salsas para acompañar dichos platillos!
Claro, sin olvidar los quintoniles, las verdolagas con carne de puerco y las quesadillas de huitlacoche. ¡Hummm, sin duda un platillo para reyes!
Claro, por supuesto, que para digerir dichos alimentos se requiere una buena jícara de tlachicoton, que en el buen español se traduce como pulque.
Pues bien, todos esos platillos se pueden disfrutar en el Restaurante Don Horacio, enclavado en el mero centro de Pachuquilla, en la avenida Hidalgo.
Ofrezco mil disculpas al lector, me debe perdonar si le avivo el buen apetito, pero al llegar a dicho restaurante se nos ofreció, para empezar, unos chinicuiles y los escamoles… y como plato fuerte nos dieron a escoger: tacos de jabalí o una buena porción de barbacoa.
Por supuesto que nos decidimos por este último platillo, ya que sería un pecado imperdonable llegar a La Bella Airosa, como se le conoce a Pachuca, y desdeñar dicho platillo con su respectivo consomé, el cual se cocina en un hoyo cubierto de pencas de maguey y cubierto de tierra.
COMES MEJOR QUE EN TU PROPIA CASA
No es por darle más antojos, pero, estimado lector, imagine el jugo de la carne caer en un recipiente semilleno de agua con zanahorias, papas y garbanzo… ¡Todo un manjar, riquísimo sin duda!
Créame, no tengo por qué mentirle, pero para disfrutar de estos platillos, el mejor lugar del arte culinario es el Restaurante Don Horacio, que, además del buen servicio de todo el personal, te hacen sentir como en su propia casa.
Bueno, posiblemente dirán que estoy exagerando, porque la verdad no le gritan a uno como lo hacen en nuestra casa… por lo menos en la mía sí con frases como ésta: “¡Órale, vente a tragar!”… Ni mucho menos te dan las tortillas todas sobaqueadas.
¡No, señor! El personal es muy eficiente, te da un buen servicio y de forma rápida… empezando por la recepción de parte de la simpática y bella Brenda, quien te atiende con una sonrisa angelical y con el debido respeto… ¡Te hacen sentir de película!, lo digo así porque sin duda que Brenda es La Bella y uno La Bestia.
Es innegable que el personal ha tenido una buena preparación y entrenamiento por parte del Restaurante Don Horacio para atender al cliente como todo un rey… aunque claro, después estar satisfecho, nos viene lo que todo mundo conoce como “el mal del puerco”, por lo bien rico de los alimentos, que la verdad uno dice “no comí… tragué”.
Así que, estimado lector, en sus próximas vacaciones no deje de visitar el palacio del buen comer, el Restaurante Don Horacio… la linda experiencia de una delicia en el arte culinario… ¡Buen provecho!
A SIMPLE VISTA
¿Qué diría el general Villa si viera el México de hoy?
POR GAEL BUENDIA
El Poeta del Periodismo
Desde algún lugar del mundo a 23 de febrero de 2022. Desde hace un rato que nuestro amigo, el Vagabundo, permanecía callado y a ratos su vista se perdía en la lejanía.
Respetoso de su silencio me concreté a mis deberes, sin embargo, de vez en cuando de reojo lo observaba tratando de adentrarme en sus pensamientos.
-“Cómo pasa el tiempo, amigo Gael”-, por fin rompió el silencio y me dijo al tiempo que señalaba un avión surcando el cielo: “Mire cómo la modernidad nos ha alcanzado”.
“No entiendo”, contesté, pero aclarándose la garganta el Vagabundo me especificó.
“Estaba recordando de aquel 23 de febrero cuando Carranza dejó pasar a los americanos. Y no es que yo lo haya vivido, sino que la anécdota me la contaba mi abuelito cada 23 de febrero… hasta que Dios me lo recogió.
“Porque ha de saber usted que mi abuelo fue un dorado de mi General Villa, y por lo tanto vivió en carne propia pasajes de nuestra revolución.
“Pero lo que quiero contarle es cuando los gringos se dejaron venir a Chihuahua con 10 mil hombres, toditos ellos bien relamidos, buscando a mi General Villa vivo o muerto. Y es que los americanos estaban bien enchilados por la invasión que habían sufrido por parte de Villa en Columbus.
“Contaba mi abuelo que mi General Villa, junto con su ejército, la División del Norte, sostuvo una batalla de seis horas frente a una cuadrilla militar estadounidense y la respuesta de los norteamericanos fue un golpe contundente enviando lo mejor de su ejército.
“Hubiera visto mi’jo un chingo de ‘airioplanos’ surcando el cielo de Chihuahua y re-tiarto pelón cabalgando por la sierra en su busca.
“Sin embargo, nunca lo pudieron pescar… pobres batos, daban lástima verlos, ya que los de a caballo no se podían sentar, ni qué se digan los de a pie, las patas las traían toditas cuarteadas y bien ampolladas.
“¡Ah, que mi general tan mondao!, no vas a creer mi’jo que se subió a un ‘airoplano’ y desde arriba les hacía señas obscenas y diciéndoles ‘Good bye’.
“No conforme con eso, se vistió de soldado americano y a sus tropas también las transformó y pos claro, cuando los gringos vieron aquellas vestimentas con las barras y las estrellas se bajaron de sus ‘airoplanos’ y… pos claro, Villa los pescó tomándolos como prisioneros.
“A la mañana siguiente toda la raza de Chihuahua y Ciudad Juárez, muy asustada, se despertó sólo de ver a tanto gringo y carrancista colgados en los postes.
“A carrancistas y soldados de Texas, Desde Chihuahua, Camargo y Carrizal, mi General Villa les dio una chinga fenomenal; ja ja ja, qué chasco se llevaron los soldados de Texas, pensaron que combatir era un baile de carquis y con la cara llena de vergüenza se regresaron todos a su país.
“Así es, amigo Gael, por primera vez el Tío Sam se tragó su orgullo…. A mi General Villa nunca le perdonaron aquella intervención en Columbus.
“Y todo empezó cuando Carranza dejó entrar a los americanos, 10 mil soldados y 600 aeroplanos buscando a mi General Villa por todo el país….
“Aquel 23 de febrero”…
Dicho lo anterior el Vagabundo se levantó de su asiento y se alejó calle abajo.
Con estas historias recordar es vivir y mostrar orgullo por la gran historia de México, de los héroes que nos dieron patria y libertad, algo que se está perdiendo poco a poco con la 4T.
Y tras rememorar los pasajes del Vagabundo, me quedé pensando y preguntando: ¿Qué diría el general Villa si viera el México de hoy?
A SIMPLE VISTA
De hermosa querendona a vieja gruñona
POR GAEL BUENDÍA
El Poeta del Periodismo
Desde algún lugar del mundo, a 31 de enero de 2022. Sentimientos encontrados sentí al verte: Me pregunto: ¿Qué fue lo que te paso? ¿Dónde quedó ese glamour que emanaba de tu esencia? ¿Dónde quedó aquella coquetería tan natural que poseías? No quiero ser cruel, pero te encontré muy marchita.
No puede ser ese tu rostro ¿a tu edad? ¡Aparentas más años de los que en realidad tienes! No es posible que tan sólo en una década hayas envejecido dramáticamente. Y no sólo en apariencia sino también en tu carácter. Un carácter de vieja gruñona. Siempre de mal humor y literalmente echando chispas por todos los poros.
Ya me habían contado de tu apariencia. Tu mala reputación ha trascendido allende las fronteras. Me han dicho que acercarse a ti, ni locos.
Cuando hablaba con mis amigos les decía maravillas de ti. Les platicaba que eras como una doncella frágil y hermosa. Que a todo mundo cautivabas por tu candidez y tu sencillez. Que habías sido inspiración de poetas, pintores y compositores.
Me refería a ti como “la señora bonita”, la mamá más joven de México, a pesar de tener “16 hijitas”. Por cierto, ¡todas están insoportables!, pero conservan tu frescura y atractivo visual.
Los que me oían hablar de ti me preguntaban que si tanto te amaba, ¿por qué te había abandonado? Tenía la repuesta certera y precisa… ¡y tú lo sabes!
Vale la pena recordar que nuestra despedida fue muy dolorosa. Te prometí volver y nunca separarnos. Callada me dejaste sentir que aceptabas y creí ver en ti la aprobación de mi partida. Sin embargo, nuestro reencuentro fue mucho más doloroso, indiferente y con un carácter de los mil demonios.
No me fue fácil adaptarme por mucho que te quiero. Con decirte que me enfermaste.
¡Qué tiempos aquellos! Cuando todo mundo al verte quedaban atrapados por tu sencillez, sobre todo por tu don de anfitriona. Creo que eso te llevó al estado en que ahora te encuentras. Muchos se aprovecharon de ello y acabaron con lo hermosa que eras.
¡Y no sólo yo lo percibí! Me contaron mis amigos que tu trato hacia ellos no fue del todo amigable, al grado que tuvieron que salir huyendo, ya que tu carácter era insoportable.
Y créeme que se quedaron cortos al describirte. Te encontré no sólo desagradable sino que tu olor fétido y rancio lastimaba mi olfato. Y no se diga el ambiente que hay a tu alrededor.
Me dirás que soy exagerado, pero me creerás si te digo que a varios kilómetros de distancia se deslumbra tu deterioro. O acaso ¿fue mi ausencia el motivo de tu desgracia? ¡No lo creo! No me hagas sentir mal, por favor!
Y si piensas que hay otra quien ahora ocupa mi corazón, con toda sinceridad te diré que no la hay. Es cierto, no voy a negarlo, todos estos años sentí la necesidad de amar a alguien, sin embargo, la promesa de serte fiel me hacía desistir de los encantos conquistadores… de otra ciudad, pero para qué hablar de ello.
Y nuevamente pregunto: ¿Qué te pasó? ¿Cómo es posible que en unos cuantos años hayas envejecido terriblemente?
Créeme, si vivieran Octavio Paz, Diego Rivera, Chava Flores, por sólo mencionar algunos de los que tantos te amaron, se volverían a morir de pena y tristeza tan sólo al ver cómo has terminado mi querida ¡CIUDAD DE MÉXICO!
PD. Charles Joseph La Trobe, ¿lo recuerdas?, él te bautizó como La Ciudad de los Palacios, también conocida como ‘La muy leal Ciudad de México’.
A SIMPLE VISTA
El Vagabundo sigue bailando por el mundo
POR GAEL BUENDÍA
El Poeta del Periodismo
Desde algún rinconcito del mundo a 6 de enero de 2022. “Amigo Gael, si cree usted que me olvidé darle su abrazo por motivo de las pasadas fiestas decembrinas, se equivoca”, dijo el Vagabundo al tiempo que me extendió sus brazos para darme un apretado y cálido abrazo.
“Sabe amigo Gael” y el Vagabundo hizo una pausa al mismo tiempo que con la mirada recorrió la estancia para posar su gruesa humanidad en el sillón de fiambre que estaba disponible bajo la sombra del árbol.
“Sabe, amigo Gael, que a usted lo tengo en buena estima”, dijo y aclarándose la garganta prosiguió: “Yo, desde que tengo uso de razón, no había encontrado amistad sincera como la que usted me ha brindado”.
“No tiene por qué agradecer”, le contesté.
“Espere, no me interrumpa… Sabe, estuve recordando aquellos días cuando la gente me colmaba de adulaciones y me comparaban con ‘Sergio El Bailador’ y en eso, modestia aparte, ese tal Sergio no me llegaba a los talones en cuanto a ‘raspar el piso’.
“Sin afán de presumir, mi querido amigo Gael, alguna vez estuve en los cuernos de la luna disfrutando de lo que el balompié me otorgaba… ¡Qué Hugo Sánchez ni qué Maradona, los dos me la persignaban… y en cuanto a la artisteada ¡no, pos ni hablar!
“Además, déjeme decirle que por ahí se comenta que un camarada se inspiró en mi gran popularidad con el sexo femenino y la envidia de los hombres, ya que toditas las damas me querían a su lado.
“Y aunque ahora así me vea todo andrajoso, en otros tiempos anduve muy bien vestido, a la moda y con decirle que algún bato muy despistado me paraba en plena calle para aliñarse el pelo utilizando como espejo mi lustrado mocasín.
“¡Uta, qué tiempos aquellos, por vida de Dios que sí!”.
“¿Y entonces qué paso..?”, le pregunté queriendo saber el porqué llegó a estar como indigente…
“Nada amigo, nada amigo Gael, lo que sólo le puedo decir que lo bailado nadie me lo quita y lo que sí le puedo asegurar es que acá su servidor se dio el lujo de ‘bailar con la más fea’ y de ellas salí airoso, gracias a la ayuda de nuestro Creador.
“Creo que habrá que agradecer por darme esas tres oportunidades… ¿no cree?”.
“Pero amigo…”
“Shit. Shit”, me hizo callar el Vagabundo al tiempo que con su dedo índice lo puso en uno de sus oídos. Y es que a lo lejos el camión recogedor de basura, como era su costumbre, venía anunciado su llegada con un tema guapachoso alertando al vecindario que sacara su basura.
“Soy la envidia de los hombres
Deseo de las mujeres, el más solicitado
En mi barrio se pelean
Toditas las mujeres me quieren a su lado”.
El Vagabundo se levantó de su asiento y acomodándose la solapa de su raído saco, inició su andar contoneándose al ritmo de…
“Ando a la última moda
Visto fino, muy bien perfumando
Mi zapato mocasín, mi traje dominguero
Muy bien almidonado”.
Y Ahí va el Vagabundo siguiendo al camión sacando sus mejores pasos de baile que a la letra decía:
“Soy la envidia de los hombres
Deseo de las mujeres, el más solicitado
En mi barrio se pelean
Toditas las mujeres me quieren a su lado.
“Ando a la última moda
Visto fino, muy bien perfumando
Mi zapato mocasín, mi traje dominguero
Muy bien almidonado”.
Al ver cómo se alejaba calle abajo nuestro héroe, me hice esta pregunta: “¡Ah, chingao, ¿será el Vagabundo ‘Cuco El Perruco’?”.