Policía, el trabajo de muy alto riesgo y mal pagado

Al menos 35 por ciento de las mujeres policías, de diferentes corporaciones del país, ha sido víctima o presenciado algún tipo de discriminación o acoso, según un estudio elaborado por la organización Causa en Común

POR JOSÉ VIEYRA

 

Según estudio de Causa en Común, en México ser policía es un trabajo de muy alto riesgo y mal pagado.

Para las mujeres la situación se complica con condiciones laborales todavía más injustas.

Y hay un dato más revelador todavía: El 35% de las mujeres policías en México han recibido piropos ofensivos.

Según la investigación, sólo el 17 por ciento denunció a sus agresores y, de estas, sólo en la mitad se registraron sanciones; cinco de cada 10 mujeres policías consideran que hay discriminación dentro de sus corporaciones.

Pilar Déziga Velázquez, investigadora de Causa en Común, señala que con el auspicio de la Embajada de Canadá en México y gracias a la apertura de la Secretaría Seguridad del Estado de México y del municipio de Nezahualcóyotl, se realizó el estudio “Ser Mujer Policía en México”, con el objetivo de conocer el fenómeno de la violencia de género en esta entidad y ofrecer talleres de sensibilización.

De acuerdo con 300 encuestas realizadas en las dos corporaciones del Estado de México, siete de cada diez sufrieron de violencia de género cuando estuvieron en la academia y cuatro de cada diez han sido víctimas o presenciado algún tipo de discriminación o acoso dentro de sus corporaciones.

“Un 68 por ciento afirmó haber recibido por parte de sus instructores comentarios lascivos o piropos ofensivos; 18 por ciento fue objeto de insinuaciones o solicitudes sexuales; 9 por ciento recibió mensajes, fotografías o comentarios con insinuaciones y/o insultos; 5 por ciento fue víctima de tocamientos o manoseos no consensuados y el 1 por ciento afirmó haber sufrido intentos de violación”, detalló Déziga Velázquez.

Precisó que una vez integradas en la corporación policiaca, un 39 por ciento de las mujeres presenció o fue víctima de discriminación, el 7 por ciento de abuso físico y 2 por ciento de abuso sexual.

 

DISCRIMINACIÓN Y ABUSO CONTRA MUJERES, UNA CONSTANTE

La investigadora indicó que las cifras obtenidas en el Estado de México y en Nezahualcóyotl son coincidentes con los resultados registrados a nivel nacional por medio de la encuesta “Qué piensa la policía: 2019”, donde la discriminación y el abuso contra las mujeres son una constante.

En este sentido señaló que un 35 por ciento de las mujeres policías del país fueron objeto de piropos ofensivos; 17 por ciento recibió mensajes, fotos o comentarios con insinuaciones e insultos; 14 por ciento conoce a compañeras que recibieron solicitudes o insinuaciones sexuales, y un 10 por ciento refiere casos de mujeres que han recibido amenazas por negativas a mantener relaciones sexuales.

“Es lamentable constatar que nuestras academias de policía no son espacios del todo seguros para nuestras cadetes, y es más desafortunado constatar que las corporaciones policiales tienen todas las condiciones necesarias para convertirse en espacios de subordinación y control que normalicen la violencia contra las mujeres”, indicó María Elena Morera, presidenta de Causa en Común.

 

NO HAY DENUNCIA NI SANCIONES

El estudio también reveló que de quienes señalaron haber sido víctimas o testigos de conductas indebidas, sólo el 17 por ciento denunció a sus agresores y, de estas, sólo en la mitad se registraron sanciones consecuentes a las quejas.

De las mujeres que eligieron no denunciar, se abstuvieron porque no creyeron que habría sanciones para el agresor, tenían miedo a represalias por parte de sus superiores, no sabían dónde inconformarse, desconocían que podían hacerlo, o bien, lo percibían como algo normal y que no merece ser reportado.

 

OTROS TIPOS DE VIOLENCIA

A nivel nacional, se detectó que cinco de cada diez mujeres consideran que hay discriminación dentro de las corporaciones, ya que sólo el 21 por ciento de mujeres han recibido algún tipo de ascenso o promoción laboral; a un 28 por ciento le dieron estímulos por su labor y 3 de cada 10 uniformadas prefieren no participar en los concursos de ascenso porque los consideran inequitativos.

Pilar Déziga destacó que este diagnóstico sirvió para realizar cinco talleres de sensibilización de violencia de género a alrededor de 150 elementos de seguridad (entre mujeres y hombres policías) a los que se les habló, entre otros temas, de género, sexo, estereotipo, equidad, igualdad, discriminación, violencia de género, normatividad de las corporaciones para sancionar conductas indebidas.

“Los principales objetivos que nos impusimos con estos talleres fueron sensibilizar a las y los asistentes sobre lo que significa ser mujer policía en una institución de seguridad pública, cómo el género influye en sus condiciones laborales y contribuir a generar una cultura de denuncia entre las mujeres”, comentó.

Morera consideró que se debe promover el desarrollo de las mujeres policías, o de lo contrario, no será posible mejorar a nuestras corporaciones policiales.

“Si no rescatamos a nuestras policías no podremos construir la seguridad que tanto nos urge. Sepan que siempre contarán con nosotros para acompañar y apoyar todas las acciones que reditúen en favor de nuestras y nuestros policías”, afirmó.

 

CONCLUSIONES

  • Hay desconfianza de las mujeres en denunciar, por temor a represalias o a que no se castigue a los culpables.
  • Muchas mujeres reconocen que se normaliza la violencia hacia ellas, porque es parte de la vida en la policía.
  • Las mujeres consideraron que es muy común que se culpen entre ellas, cuando son víctimas de violencia digital.
  • Algunas mujeres señalaron que los hombres prefieren trabajar con hombres, por lo que les limitan la oportunidad de ascensos.
  • Se hizo especial énfasis en que los mandos no suelen generar un clima laboral adecuado que fomente la igualdad entre hombres y mujeres.
  • Los hombres policías mencionaron que reconocían que las mujeres policías tenían mejor desempeño en labores de inteligencia, proximidad con la comunidad y detección de casos de abuso a menores.
  • En general, se desconocen los mecanismos de denuncia al interior y exterior de la corporación frente a casos de violencia de género.
  • Estuvieron de acuerdo en que falta capacitación, principalmente a los mandos.

 

RECOMENDACIONES

1.- Mantener vigentes los talleres de sensibilización al tema de género, particularmente entre mandos e instructores.

2.- Ampliar campañas informativas sobre la importancia de denunciar.

3.- Modificar o diseñar códigos de ética y lineamientos para incluir las conductas indebidas que más se replican en la corporación con sanciones severas.

4.- Mantener el seguimiento a los procesos de investigación de casos de violencia de género.

5.- Asegurar la integridad de la víctima después de su denuncia.

 

HACE UN  AÑO, MUJER POLICÍA DENUNCIÓ ABUSO SEXUAL DE MANDO DE LA SSC

Hace casi un año, el 13 de agosto, las autoridades capitalinas investigan la denuncia presentada por una mujer integrante de policía de la Ciudad de México ante la Fiscalía Central para Delitos Sexuales por una agresión sexual que presuntamente sufrió por parte de un mando de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

La denuncia quedó registrada en la carpeta de investigación CI-FDS/ FDS-1/UI-FDS-1-03/00586/08-2019 de la Fiscalía.

El expediente señaló que el acusado era el encargado de la Dirección de Infracciones con Dispositivos, Bernardo Merced Evaristo.

En la denuncia se detalló que el mando pidió a la denunciante, un elemento a su cargo de quien se omite la identidad, que lo acompañara a hacer unos trámites.

Al llegar a calles de la colonia Obrera, el hombre se detuvo en las inmediaciones del hotel El Encanto y le dijo a la víctima que entraran para poder platicar “más cómodamente”.

Cuando la mujer se negó, el sujeto comenzó a agredirla en la calle.

Ella le dijo que denunciaría el caso, por lo que éste se detuvo.

Sin embargo, en el trayecto de regreso a sus instalaciones, el hombre le dijo que no la denunciara “porque nadie le creería”.

La víctima, al llegar a la base, habló con su jefe inmediato, el agente segundo Fernando Salas Gasca, lo que había ocurrido, por lo que él le pidió que elaborara un parte informativo de los hechos.

Posteriormente, elementos de la Dirección General de Asuntos Internos iniciaron una investigación administrativa, pero le informaron a la víctima que tendría que presentar una denuncia penal ante el Ministerio Público de Delitos Sexuales.

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