POR JOSÉ VIEYRA
A sus 78 años de edad, Sir Paul McCartney será siempre uno de los Beatles, pese a que haya conseguido otros logros a lo largo de su carrera como músico y compositor.
El cuarteto de Liverpool sigue siendo el grupo que más éxitos ha conseguido en las listas británicas, el que más discos ha vendido en EU y el que más rumores, chismes y especulaciones ha generado hasta ahora.
Recluido en su granja de East Sussex junto a su hija Mary (fotógrafa), sus nietos, y su esposa Nancy Shevell, McCartney continúa creando música y dando entrevistas, en donde suele rememorar su pasado.
Hace unos días, en una charla publicada por la revista GQ, el británico reflexionó sobre el impacto de la pandemia del Covid-19 en el mundo, lo feliz que es pasar tiempo con su familia… y sí, también de los Beatles.
DESTIERRA VIEJOS TRAUMAS
Durante años rechazó hablar del grupo que lo lanzó a la fama, pero hace tiempo que se liberó de esas ataduras. Ahora recuerda anécdotas casi como lo haría un fan más, aunque también desentierra viejos traumas.
“Fui el tipo que rompió con los Beatles y el bastardo que demandó a sus compañeros. Era tan frecuente oírlo que durante años casi me culpo a mí mismo”, relata en la entrevista.
“Supongo que cuando The Beatles se separaron, existía la idea errónea de que todos nos odiamos”, añade.
En la conversación, Paul recuerda que demandó a sus compañeros de grupo porque sus abogados le dijeron que no podía enfrentarse legalmente a Allen Klein, su representante después de Brian Epstein.
“Demandar a The Beatles fue horrible. Fueron momentos terribles, bebí demasiado e hice demasiado de todo. Fue una locura, pero sabía que era lo único que podía hacer, porque no había otra manera de preservar el trabajo duro de toda mi vida y podía verlo desaparecer en una nube de humo”.
Afortunadamente, asegura, salió de aquella depresión y de la espiral de alcohol en la que entró.
“Amo a esos muchachos”, asegura ahora refiriéndose a John Lennon, Ringo Starr y George Harrison.
Sobre Lennon, puntualiza que arregló sus diferencias con él tiempo antes de que fuera asesinado.
“Fuimos amigos hasta el final”, concluye.
