POR GAEL BUENDÍA
El Poeta del Periodismo
El ajetreo del ir y venir en el Palacio Real se podría escuchar hasta la explanada del Zócalo.
Los gritos y maldiciones de su anfitrión por igual taladraban los oídos de los ahí presentes. Cosa rara en él, ya que su endeble voz en sus madrugadoras muy apenas era audible.
“¿Ya le hablaron a Barplett?”.
-Ya, viene en camino… le ruego Majestad que no se altere, acuérdese que su corazón no está para esos trotes.
“Qué calma ni qué calma, no puedo estar calmado al saber que mi amigo está en problemas y necesita de nuestra ayuda”.
-Majestad, si me permite preguntar, si se puede saber, ¿para qué queremos a Barplett y sobre todo esas cajas que parecen urnas?
“¡Ay Marchelo!, cómo se ve que estás en la Luna… Ponte al tiro o pronto serás el próximo jubilado… Te explico, nuestro amigo del Norte está en problemas en su reelección y ha pedido nuestra ayuda para que le ayudemos a ganar estas elecciones”.
-Así es Majestad, nuestro vecino está en problemas, ya que lo supera en un 10% su rival y dudo mucho que se recupere, pero… no comprendo… co…
“¡Ay Marchelo!, si serás, si serás”.
El alegato fue interrumpido, ya que por el umbral de la puerta hizo su aparición el aludido.
“A sus órdenes, jefe”, dijo Barplett al tiempo que se cuadraba al estilo Cantinflas.
“Ya era hora Manolo, rápido, que te comuniquen a la Casa Blanca y que te pongan en contacto con el técnico de sistemas para que los instruyas cómo pueden ‘caer el sistema’, así como la del 88, ¿recuerdas?”.
VIGENTE LA DOCTRINA DE NO INTERVENCIÓN
Por toda respuesta el aludido se rascó la cabeza con un “What!” reflejado en el rostro. Por fortuna vino al quite el carnal Marchelo, quien dirigiéndose al Cerote lo interpeló.
-Majestad, con todo respeto, lo que pretende hacer no es correcto, recuerde nuestra doctrina de no intervención. Además, le recuerdo que allá en el país del Norte no cuenta el voto popular. Imagino que en esas urnas están repletas de votos a su favor, ¿verdad?
“Así es Marchelo, me canso ganso que mi amigo gana porque gana”.
-Le repito Majestad que ni se esfuerce por ello. Con pena le comunico que su amigo va muy por abajo en las encuestas y esto lo sé de primera mano, recuerde que por eso soy su canciller y me han recomendado que le comunique que vaya preparando sus maletas, ya que luego de tomar posesión el que usted bien sabe su nombre vendrá a poner orden en la Casa Blanca y por supuesto en su “patio trasero”.
-Bien que se lo aconseje Majestad, que no tomara partido por disque su amigo… y ya ve por no hacerme caso.
El rostro del Cerote palideció y sin emitir palabra alguna se levantó de su trono para dirigirse al cuarto del fondo a la derecha.
