POR SERGIO M. ROMERO
Todo fue felicidad y tranquilidad en toda el país, especialmente en la Ciudad de México, hasta que sucedió primero la propagación de la epidemia del Covid-19, que se extendió implacablemente en todos los rincones de la nación, y que enfrenta multiplicadamente con otros sucesos, como el caso del desastre de la Línea 12 del Metro, una tragedia simultánea con índoles diversas para miles y miles de personas que por una u otra causa los ha padecido.
Primero la terrible epidemia de tipo médico-social, en la que heroicamente en este momento el pueblo y Gobierno de la Republica luchan en los diversos escenarios médicos nacionales o fuera del país, para hacer frente con medicamentos y vacunas en los domicilios de los enfermos en casa o en el sistema hospitalario oficial y de la iniciativa privada, con médicos, enfermeras y todo el personal del Sector Salud, atendiendo a los enfermos graves, salvando vidas o dando asistencia a los fieles difuntos.
Mientras tanto, se siguen aplicando por millones las diversas vacunas contra la epidemia del virus y sus alternativas, que ha ocasionado ya más de 200 mil muertos, además de insistirse ante la población de guardar la observancia a los protocolos del caso ante la agresividad del virus y los modos de la transmisión en la mutación de su existencia.
Viene al mismo tiempo otra pesada tragedia, sobre todo en la Ciudad de México, el costoso y terrible accidente en la alcaldía Tláhuac de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, que ocasionó al menos la muerte trágica de 26 usuarios y más de 100 lesionados, que viajaban a bordo y que al resultar heridos con diversas lesiones han estado siendo atendidos en diversas instituciones hospitalarias oficiales y privadas.
Por las investigaciones sobre el accidente, llevadas a cabo por técnicos mexicanos al más alto nivel, y sobre todo por la imparcialidad de empresas extranjeras contratadas como especialistas en la investigación de este tipo de accidentes ferroviarios, ha salido a colación que hubo más que fallas en su origen y desarrollo del servicio estructural, como se vio después de 10 años de servicio, quizá por las conocidas deficiencias presupuestales o por la austeridad practicada, que no dieron oportunidad de tener acucioso y seguro mantenimiento adecuado.
El accidente ocurrido tras una caída del trabe del sistema elevado del sistema de circulación, mientras se daba el arrastre normal de los trenes, vino el colapso y se desplomaron algunos de ellos, derribados al paso del convoy que cayeron destruidos con los pasajeros a bordo.
A punto de concluir el peritaje final, renunció la ingeniera Florencia Serranía Soto a la Dirección General del STC Metro y entra en su lugar el también ingeniero Guillermo Calderón Aguilera, quien fue designado por la jefa de la CDMX, Claudia Sheinbaum, quien durante la presentación del nuevo funcionario fue elogiado por su reconocida capacidad en esta clase de servicios.
BUENA RELACIÓN ESPINO-AGUILERA EN LA NUEVA ERA METRO-TRABAJADORES
Por cierto que las observaciones del presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (SNTSTC), Fernando Espino Arévalo, mencionado por los sindicalistas, se recalcó que seguramente habrá una buena relación de trabajo con el nuevo director del Metro.
La llegada de Calderón Aguilera es vista como positiva, por lo que los trabajadores de las diferentes seccionales sindicales esperan que se puedan resolver las necesidades pendientes del Quinto Informe de Avances, como ha quedado establecido, que están pendientes de las negociaciones realizadas con la empresa, que tienen diversos temas de mucho interés del gremio para realizar el servicio con los mejores resultados.
Se enumeran temas como: Contratación de técnicas, ropa de trabajo y calzados de seguridad personal; contratación de plazas de mayor nivel, liquidación de jubilados, servicio de especialidades médicas, medicamentos, insumos para el Cendi, falta de mantenimiento, refacciones, capacitación, escalafón, retabulación de ingenieros y reintegro de compañeros confinados, entre otros.
