POR SERGIO M. ROMERO
El próximo domingo 1 de agosto, tal como está establecido en la flamante legislación federal de la Consulta Popular, que desde su última reforma llevada a cabo apenas el año pasado, en que se le dio un apretón para endurecerla o afinarla, según el gusto o estado de ánimo del ínclito beneficiario, que asegura que resultará sin mayor trámite, como la Ley Reglamentaria por la Fracción VIII del Articulo 35 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Es precisamente bajo cuya sombra se llevará a cabo la consulta ciudadana dentro de 8 días, de la que se habla tanto en los medios de comunicación que el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador, con mucho colmillo político, anunció precisamente como fecha el día 1 de agosto, para instalar las mesas de votación en todo el país para cumplir nuevamente con el protocolo del proceso electoral, que sigue estando en las manos del Instituto Nacional Electoral (INE) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), los que realizaron el pasado inmediato el proceso electoral del 6 de junio, como un ejemplo de honestidad y calidad institucional del INE para lograr los resultados definitivos a la mitad del sexenio de gobierno… y ahora tienen en sus manos el asunto de la consulta popular.
DEBERÍAN MENCIONARSE A OTROS EN EL PAQUETE
Para los incrédulos y desconfiados equipos políticos, algo le sabrán a este trámite, de cuando menos referido en 5 de los sexenios pasados y que los otros o ellos mismos, enumeran también en la Consulta al ilustre tabasqueño y claman reciprocidad y seguramente definirán esta postura.
No son 5, son 6, gritan a los 4 vientos… y desde los cafés o en privado, agregan a este último personaje e inesperadamente se difunde a todo color que se trata del propio Presidente de la República y alguno de los abundantes descarriados del Morenísimo a los que exigen debe incluirse en el paquete.
Nadie está callado, el trámite de los votos ciudadanos -dicen- es oportunista y forma parte de las mentiras de las que se habla doquier. Que enumeradas -afirman- son para sonsacar a la sociedad mexicana, para que conteste ambiguamente una serie de indagatorias que no convencen.
Por ello puede ser la razón de que quien invocó el ejercicio de esta convocatoria, el propio Jefe de la Nación, ya anticipó que él no va a sufragar… con lo que en realidad se limita a una sola interrogante, que a final de cuentas nada aclara en virtud de que las dudas en ciernes -que pudieran existir- no están aclaradas.
Es de reconocer que si bien cuentan con buena puntería política, carecen de materia judicial para fincar delitos o malquerencias a las personas políticas, sean ex presidentes o lo que sean, porque en la pregunta de la consulta se menciona a ‘actores políticos’… y aquí ENTRAN TODOS, del pasado y del presente.
NO CAER EN EL GARLITO
Cómo exponer que el Ejecutivo federal haya adelantado que no va a votar. Cómo explicarlo si se requiere -para aprobar dicha Consulta- que emita el voto mínimo el 40 por ciento del padrón electoral, algo así como 35 millones… si NO se logra, se podrá especular que se debió a que la ciudadanía hizo el desaire y no fue a votar, mientras el Presidente López Obrador no promovió el voto. Lo real, sabido por todos, es que la gente no tiene interés de caer en el garlito.
En el otro caso, que SÍ se logre realizar una Consulta sin el voto presidencial con dicho porcentaje, será porque con la movilización de la ciudadanía se logró el triunfo, dejándole al Presidente la explicación que quiera.
Hay que reconocer que es hábil, muy hábil la propuesta de la Consulta, como son todas las decisiones del Presidente.