POR EL TOPO
En este momento el mundo político está convulsionado porque todos opinan, critican y atacan en aras de sus intereses personales.
Y en la política también el que no cae… resbala.
Hay personajes que ocultan sus oscuras intenciones para conseguir lo que quieren, aunque recurran a su propia familia.
Esto viene a colación porque Enrique Vargas del Villar, alcalde con licencia de Huixquilucan, Estado de México, deja el cargo y quiere imponer a su esposa, Romina Contreras, y de esta forma mantener otros tres años su poder y su voluntad en dicho municipio mexiquense.
Es por todos sabido que durante años Vargas del Villar entregó permiso de construcción irregulares y extorsionó a los desarrolladores para que le dieran millonarias comisiones.
Vargas se construyó no uno, sino dos ranchos multimillonarios, con seguridad privada 24 x 7, lujosas habitaciones, albercas… y por si lo anterior fuera poco, ya inició la búsqueda de animales exóticos para llenar el segundo rancho, en donde también hará un lago artificial.
De esta forma Enrique Vargas mantiene su vida de rey, en contraste con la zona popular y tradicional de Huixquilucan, un municipio que sufre por la falta de agua y por las consecuencias de la construcción ilegal sin planificación.
Guardando las debidas distancias, las costumbres de Vargas del Villar hacen recordar las del famoso capo colombiano de la droga, Pablo Escobar, quien llegó a tener hipopótamos y jirafas en su funesta “hacienda Nápoles”.
Así son los excesos que se permite el edil con licencia, Vargas del Villar, producto del dinero nacido de la corrupción.
Ya está acostumbrado a la vida de rey que quiere colocar a su mujer al frente del municipio de Huixquilucan, para continuar por otros tres años el multimillonario negocio que quedará en familia.