POR GAEL BUENDÍA
El Poeta del Periodismo
“Aquella noche de diciembre tenía más ganas de acurrucarme en mi lecho que salir a cenar”, dijo el Vagabundo interrumpiéndome en mi tarea… y como siempre apechugué, por lo que le puse atención a su plática.
“Y créame, no me arrepiento de haber dejado mi confortable lecho y en menos que canta un gallo ahí estaba con ‘mi domadora’ saboreando un exquisito café.
“Antes debo mencionar que al entrar al comedor del restaurante, vi a una pareja, por lo que nos dirigimos al otro extremo, usted sabe, para tener más intimidad.
“Si no mal recuerdo, íbamos con la tercera taza del aromático café cuando el hombre de aquella mesa que mencioné se levantó para dirigirse al baño y, por ende, tenía por fuerza pasar por donde estábamos, ya que los sanitarios justo estaban a nuestras espaldas.
“Confieso que una de mis cualidades es ser muy despistado, sin embargo, esa noche observé cómo se levantó el hombre de su asiento para dirigirse al baño. Sólo le faltaban unos cuantos pasos para llegar a nuestra mesa y me dije ‘¿es o no es?’. Y justo cuando le faltaba dos pasos, me levanté como impulsado por un resorte y exclamé ‘¡Cepillínnnn!’.
CEPILLÍN EN MODESTO
“Efectivamente, ante mí estaba Ricardo González Cepillín, El Payasito de la Tele, quien vestía sudadera, pants y sin maquillaje.
“¡Qué gusto verlo, Cepillín! ¿Qué haciendo por estas tierras californianas?
“De gira, me contestó.
“¡En verdad!
“Así es, estamos en la Crowslanding (Modesto, California).
“Qué bien, ahí lo veremos, llevaré a los nietos que son sus fans.
“Agradecido hizo una seña con su pulgar y continuó su andar al baño, al salir dijo ‘Ahí los espero’.
“Ese fin de semana estábamos muy apersonados disfrutando la función y al término de la misma, mientras se tomaba la foto del recuerdo con los asistentes que lo requerían, le dije: ‘Cepillín, soy corresponsal de la revista Alarma y me gustaría hacerle una entrevista, es más lo invito a cenar.
“Me vio con esa mirada inquisidora y dijo ‘No te lo aseguro, sólo otro fin de semana estaremos aquí, pero búscame la semana que viene.
EL QUE PERSEVERA ALCANZA
“En dos ocasiones me le presenté y fue tanta mi insistencia que finamente me dijo: ‘¿Qué prefieres, cena o entrevista?’.
“En el mismo restaurante de nuestro encuentro en aquella noche que a regañadientes fui, Cepillín lo eligió para cenar.
“Y me digo ‘¿Qué le hubiera preguntado al hombre que por tres largos años hizo reír a millones de niños del Continente Americano?’. Ignoro si alguna vez pisó tierras europeas, quizá ésta hubiera sido una de mis preguntas, pero hubiera pasado por un ignorante o quizá por un impertinente si le hubiera cuestionado el porqué dejó de salir en la pantalla chica.
UNA CENA MÁGICA
“En la cena la que más entusiasmada estaba era Patricia, madre de mis queridos nietos, quienes pese su corta edad también disfrutaban con El Payasito de la Tele, quien estaba muy atareado dibujando en una hoja de papel sin dejar de observar a Gaby, la nieta consentida.
“Cuando terminó la caricatura del rostro de Gaby, la firmó de su puño y letra, se la entregó a Patricia al mismo tiempo que le hizo un comentario que todos soltamos la risa. Lamento mucho de mi flaca memoria, ya que no recuerdo dicho comentario.
UN REGALO DE NAVIDAD ANTICIPADO
“Debo confesar que bien valió la pena faltar a mi deber con los lectores de Alarma, ya que preferí unas horas con Cepillín, parafraseando aquella melodía de ‘Un día con mamá’.
“Y perdón, pero, en verdad, no me arrepiento de haberle dado a mi familia con anticipación el mejor regalo de Navidad.
“No todos los días se cena con El Payasito de la Tele ¿verdad? ¿O qué opina usted, amigo Gael”.
Dicho esto, se levantó del sillón y encaminó sus pasos calle abajo.
Por mi parte, mis más sinceras condolencias a la Familia González… y a ti Ricardo González Cepillín, muchas gracias por dar momentos de alegría y de felicidad a los niños. Muchas gracias Cepillín en nombre de diversas generaciones. Descansa en paz, Ricardo.
