POR JOSÉ VIEYRA
La Fiscalía General de la República (FGR) determinó archivar la investigación contra el general Salvador Cienfuegos por narcotráfico y lavado.
La dependencia concluyó que nunca tuvo conversaciones por chat ni vínculos con miembros del Cártel H-2, comandado por Juan Francisco patrón Sánchez, “El H-2”, como lo sostenía la DEA.
De acuerdo con la FGR, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) verificó las conversaciones de Blackberry entregadas por la DEA y concluyó que no correspondían al ex secretario de la Defensa Nacional.
“Del análisis correspondiente, se llegó a la conclusión de que el general Salvador Cienfuegos Zepeda nunca tuvo encuentro alguno con los integrantes de la organización delictiva investigada por las autoridades norteamericanas; y tampoco sostuvo comunicación alguna con ellos, ni realizó actos tendientes a proteger o ayudar a dichos individuos”, explicó.
“Tampoco se encontró prueba alguna de que hubiera utilizado ningún equipo o medio electrónico, ni que hubiera emitido orden alguna para favorecer al grupo delictivo señalado en este caso”.
La Fiscalía también llevó a cabo un análisis de la situación patrimonial y fiscal del divisionario, en razón de que también era investigado por lavado de dinero, y la conclusión fue que tampoco había delito alguno relacionado con sus ingresos.
“No apareció dato alguno o síntoma de obtención de ingresos ilegales o acrecentamiento de su patrimonio fuera de lo normal, de acuerdo con sus percepciones en el servicio público”, agregó.
“Por los motivos anteriores, y con base en los razonamientos y pruebas en la carpeta correspondiente, la Fiscalía General de la República, a través de la SEIDO, ha determinado el no ejercicio de la acción penal, en favor del general Salvador Cienfuegos Zepeda”.
En el comunicado difundido la noche de este jueves, la dependencia a cargo del fiscal Alejandro Gertz Manero recalca que el Departamento de Justicia de Estados Unidos inició la investigación contra Cienfuegos desde hace 8 años y nunca informó de la misma a las autoridades mexicanas.
“Desde el año 2013, durante la administración gubernamental pasada en México, la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos de América (DEA) inició, sin el conocimiento y sin la colaboración de dicha administración mexicana, una investigación de delitos contra la salud, en donde se involucraba al entonces secretario de la Defensa Nacional, General de División Salvador Cienfuegos Zepeda”, expuso.
“Esa investigación la continuó ese organismo que combate a las drogas en el gobierno norteamericano durante la presente Administración, sin haber tampoco informado a las autoridades mexicanas sobre el caso”, añade.
LA HISTORIA DEL ESCÁNDALO
El ex titular de la Sedena fue detenido el pasado 15 de octubre en Los Ángeles, California, con base en una orden de captura girada por una Corte Federal de Nueva York por los delitos de narcotráfico y lavado de dinero.
Cinco semanas más tarde, el Departamento de Justicia le solicitó a la juez responsable que desestimara los cargos en contra del militar, petición que acordó como procedente.
El 18 de noviembre de 2020, el ex secretario fue entregado por las autoridades estadounidenses y, al aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Toluca, la FGR le dio a conocer que la investigación en México se encontraba en su fase inicial.
El 9 de enero de 2021, Cienfuegos conoció las imputaciones hechas por las autoridades norteamericanas, así como las investigaciones realizadas por la FGR en el caso, y le dieron acceso a todo el expediente.
A partir de esa fecha, el general aportó sus elementos de prueba y la FGR llevó a cabo acciones y diligencias para obtener las evidencias que la llevaron a concluir que el militar era ajeno a las imputaciones que le hizo la DEA.
Finalmente este jueves la FGR lo exonera del cargo de lavado de dinero… y la pregunta que surge es ¿quién le repondrá el daño moral?
Este caso confirma una vez más que una carpeta de investigación no significa culpabilidad, no hay que hacer leña del árbol caído ni juzgar ni señalar ni acusar ni hablar hasta que termine el proceso y se dé la sentencia.
