Liderazgo de AMLO no puede estar en una encrucijada

Se requieren capacidad y lealtad para mantener el poder… y si el Presidente voltea al banquillo para hacer un cambio ahí siempre tendrá a un gran amigo de mucho tiempo y leal hasta morir

POR MARCO ANTONIO FLORES***

 

“No te ganas la lealtad en un día. Te la ganas día a día”: Jeffrey Gitomer.

 

El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha demostrado que es un político pragmático y ha manifestado públicamente su conocimiento de Nicolás Maquiavelo y “El Príncipe”. Lo ha citado en algunos de sus discursos más importantes. Seguramente esas características y su gran insistencia y persistencia fueron lo que le permitieron, después de 18 años, alcanzar la Presidencia de la República.

Pero cómo logró sortear los tiempos desfavorables y enfrentar la adversidad sino con un equipo de trabajo, con una característica esencial: La lealtad.

El proyecto político de Andrés Manuel López Obrador estuvo sustentado durante 18 años en una convicción política inquebrantable (de izquierda); en una estrategia con tintes “maquiavélicos”, en el sentido amplio del término -que no peyorativo- y en un grupo de colaboradores de probada lealtad. No sólo en los tiempos en que tenían un cargo público, sino en los periodos más complicados.

 

ES MOMENTO DE MIRAR A LA BANCA

Afirma Maquiavelo que “Al armar un gobernante a sus súbditos, estas armas se convierten en sus propias armas. Los sospechosos se tornan fieles. Los fieles se mantienen en su fidelidad. Los sumisos se transforman en partidarios de su gobierno, pero como el gobernante no puede armar a todos los súbditos, él puede actuar con mayor seguridad con los armados, que reciben un favor, que con los que continúan desarmados. Los armados se sienten distinguidos, deudores del gobernante. Se le adhieren más, los expone a mayores peligros y los hace contraer mayores obligaciones”.

AMLO debería hacer un alto en el camino y voltear a ver su equipo de colaboradores. No permitir el “fuego amigo” de personajes como el titular de la Semarnat, Víctor Manuel Toledo, quien recientemente hizo declaraciones en contra de su proyecto.

Es tiempo de ver con atención quienes de sus colaboradores que ha armado son “Los sumisos que se han transformado en partidarios de su gobierno”.

Como aconseja Maquiavelo: “…el gobernante debe conseguir que las armas de su nuevo Estado queden sólo en poder de soldados de su antiguo Estado y que desde años atrás les son completamente fieles“.

 

BAJAS SENSIBLES EN GABINETE PRESIDENCIAL

A 20 meses de que inició su gobierno ya ha tenido bajas sensibles en su equipo más cercano.

La última de Javier Jiménez Espriú, quien estuvo al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

El 9 de julio de 2019, el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa Macías, presentó su carta de renuncia de manera inesperada.

También Germán Martínez renunció al IMSS en los primeros meses de gobierno. Estas son quizá las renuncias más visibles, pero hubo una baja muy importante, quizá más sensible, antes de iniciar su gestión, durante la transición, la de su cercano amigo y eterno vocero César Yáñez.

 

YÁÑEZ, UN ACTIVO DE AMLO

Es por todos sabido que la renuncia fue forzada por el “escándalo” que provocó su boda. Escándalo que hizo más ruido del que ameritaba, motivado por un evento que cualquiera quiere tener en compañía de sus amigos y familiares en las mejores condiciones de celebración.

César Yáñez conoció a López Obrador en 1997, en las filas del PRD.

Personajes como Tatiana Clouthier y Porfirio Muñoz Ledo han reconocido públicamente la lealtad de Yáñez y muchos otros se han referido a él como “la sombra de López Obrador” durante los últimos 24 años, en las buenas y en las malas.

Fue coordinador de Comunicación Social cuando AMLO fue jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal. Enfrentó las derrotas junto al tabasqueño en 2006 y 2012.

Se dice que en los años más difíciles siempre estuvo al lado de su jefe para continuar con su campaña a lo largo del país.

Sin duda que fue factor fundamental como vocero durante la “ganadora” campaña presidencial de Andrés Manuel en 2018.

Egresado de la licenciatura de Comunicación de la UNAM, supo establecer relación profesional con la prensa nacional e internacional.

Josiah Royce, en su libro The Philosophy of Loyalty (“La filosofía de la lealtad”) publicado en 1908, sostiene que la lealtad es una virtud, una virtud primaria, “el centro de todas las virtudes, el deber central entre todos los deberes”.

Royce presenta la lealtad, a la cual define con gran detalle, como el principio moral básico del cual se derivan todos los otros principios… Y tiene toda la razón, porque la lealtad es “la devoción consciente y práctica y amplia de una persona a una causa o a otra persona”.

Lealtad es sinónimo de nobleza, rectitud, honradez, honestidad, entre otros valores morales y éticos, que permiten desarrollar fuerte relaciones sociales y/o de amistad en donde se creen un vínculo de confianza muy sólido y automáticamente se genera respeto en los individuos.

Se ha dicho en repetidas ocasiones que la lealtad y la confianza se da en dos sentidos: de abajo hacia arriba -al líder-, pero también a la inversa.

Esto lo ha practicado el Presidente durante años. Ahí radica en gran parte su éxito. Su equipo cercano -Oficina de la Presidencia- es el que lo ha acompañado desde hace 19 años. También en las posiciones políticas clave, en el gabinete, en el Legislativo y en su partido, ha procurado poner a sus “fieles”. Sin embargo, habrá que revisar si todos han demostrado serle leales.

Es innegable que el gobierno de la 4T, que encabeza López Obrador, enfrenta una severa crisis económica, de seguridad y la de salud ocasionada por el Covid-19.

La crisis económica  también se ha acentuado por decisiones que “ahuyentan a los inversionistas” y que además han sido mal comunicadas.

 

ES DE SABIOS RECTIFICAR

Pero como dice un refrán, “Es de sabios rectificar”. El Presidente está a tiempo, todavía, de reconsiderar decisiones y de recomponer su equipo de trabajo para sacar adelante su proyecto. Eso es lo que esperamos todos los mexicanos. Que le vaya bien al Presidente para que le vaya bien a México.

Los retos que vienen son enormes. Millones de mexicanos confían en que la Cuarta Transformación nos lleve a mejores estados de vida.

Sin duda, la fortuna -su capacidad para afrontar adversidades-, apoyado en un equipo de trabajo leal, pero capaz y eficaz, serán factores determinantes para alcanzar las metas de su gobierno, mismos factores que jugaron en su favor para llegar a ser Presidente de México.

Nadie debe permitir o provocar que se apague la llama de la esperanza, ni los colaboradores desleales y tampoco los “adversarios” de AMLO.

Estamos a tiempo para retomar la senda para arribar a un mejor país. El liderazgo de Andrés Manuel López Obrador no puede estar en una encrucijada.

Usted tiene la palabra, Señor Presidente.

 

Correo: [email protected]

 

*** Maestro y catedrático

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