El IPN requiere reformas en los aspectos administrativo, académico y jurídico

Esperamos que la designación que haga el Presidente de la República, en noviembre de 2020, permita que el IPN tenga su propia transformación y con ello coadyuve a la transformación de México

POR MARCO ANTONIO FLORES**

 

El próximo 20 de noviembre de 2020, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, de acuerdo con la Ley Orgánica del Instituto Politécnico Nacional, deberá nombrar un nuevo director general o, en su caso, ratificar al actual para otro periodo de tres años.

El IPN es la única institución de educación superior del país cuyo director general (rector) lo nombra directamente el titular del Ejecutivo federal, con el único requisito básico (legal) de ser egresado con título profesional de una licenciatura cursada en el IPN con antigüedad mínima de cinco años.

En 1936, el general Lázaro Cárdenas del Rio, presidente de la República, creó el Instituto Politécnico Nacional para los hijos de trabajadores, campesinos y clases populares. Sus egresados han contribuido de forma destacada al desarrollo económico del país.

 

 

IPN, LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA TECNOLÓGICA PÚBLICA MÁS IMPORTANTE EN EL PAÍS

A más de nueve décadas de su creación, el IPN sigue siendo la institución educativa tecnológica pública más importante y de vanguardia en el país. En educación superior sus egresados han destacado: sus ingenieros civiles, arquitectos y eléctricos impulsaron la construcción de la red carretera nacional, plantas eléctricas, presas e infraestructura, así como la primera red satelital y de telecomunicaciones del país; sus médicos, biólogos, enfermeras y homeópatas presentes en las comunidades más apartadas apoyando a la población más vulnerable; sus ingenieros químicos y petroleros fueron clave para el desarrollo de Pemex y son un activo de la industria petrolera; sus contadores egresados de la primera escuela de Comercio y Administración de Latinoamérica han participado en la administración empresarial y pública de manera destacada.

En educación media técnica, sus egresados han tenido gran demanda del sector industrial y empresarial en diversas especialidades: informática, robótica, nanotecnología, biotecnología, aeronáutica, turismo, administración, medicina, electromecánica y otras especialidades técnicas de la industria moderna.

La matrícula inscrita en el Instituto Politécnico Nacional, según informe 2019, en modalidad escolarizada es de un total de 180 mil alumnos. 160 mil en Educación Media Superior, 100 mil en Superior y 7 mil en Posgrado. El alumnado del Instituto tiene una sensibilidad social que le es característica.

El servicio social que deben realizar los estudiantes al concluir sus estudios es una gran oportunidad y representa un gran potencial para aplicar sus conocimientos, creatividad y talento en beneficio de la sociedad.

En 2019, 31 mil 960 alumnos del IPN (65.8% de nivel superior y 32.6% de nivel medio) realizaron su servicio social en diferentes programas que se ofrecen. Sin embargo, solamente el 9% -menos de 3 mil- lo hicieron como “brigadistas”; el 49.7% lo hizo en dependencias politécnicas y 40.7% en otros sectores públicos y empresariales.

 

SER ‘BRIGADISTA’, LA MODALIDAD DE LOS EGRESADOS

Los “brigadistas” del IPN se han convertido en una prestigiada modalidad de los egresados, ya que llegan a las comunidades más apartadas y vulnerables del país para apoyar en diversos programas sociales. Si bien han apoyado en medicina rural, alfabetización, primeros auxilios y disciplinas básicas, deben reorientarse a actividades y especialidades urgentes y emergentes que han surgido con el Covid-19.

En la crisis de salud y económica que vive el país, el papel de los politécnicos puede incidir de manera sustancial en su solución. Se debería incrementar el número de “brigadistas”, de 3 mil (9% actual) a al menos 20 mil (50%) cada fin de ciclo escolar en los siguientes años.

Se deben focalizar y programar actividades de apoyo a las necesidades de cada comunidad: Ingenieros y técnicos en obras públicas locales, estructuras de construcciones y espacios habitacionales, levantamiento poligonal de ejidos, traza urbana y propuesta de pasaje cultural; Capacitación en: informática y habilitación de equipo de cómputo, servicio multimedia y acceso a Internet, con apoyo de recursos de fundaciones y empresarios locales; cursos ecoturismo para promover y potenciar turismo ecológico hacia la comunidad y para formación de incubadoras de microempresas agrícolas; cursos básicos en electricidad, mecánica, electrónica, carpintería, informática.

En el ámbito cultural y artesanal optimizar tradiciones locales mediante brigadas nuevas.

En Oaxaca, Chiapas, Campeche y Yucatán agroindustrias, gastronomía y tradiciones locales: música, la pintura, bailes populares; en Guanajuato, Michoacán, Jalisco, preparar pláticas de introducción a la música, cine, teatro, pintura, escultura, danza.

En Sinaloa, Sonora y Baja California agroindustrias, acuacultura y pesca. Otras entidades identificar potenciales microindustrias y focalizar actividades productivas. También se deberían incrementar exponencialmente el número de “Unidades Móviles de Aprendizaje” e instalarlas en todas las entidades. Actualmente existen sólo 10, por apoyo de las fundaciones Alfredo Harp Helú y Gonzalo Rio Arronte brindan servicios en zonas de alta marginación y de difícil acceso, beneficiando a 31 mil 997 habitantes a través de 588 eventos, de los cuales 537 fueron conferencias con 20,140 participantes; 47 cursos con 7,363 asistentes y cuatro talleres para 4,494 personas. Números que deben incrementarse sustancialmente.

Se deberían actualizar y ampliar convenios con dependencias y entidades de la administración pública federal y estatal para que sus estudiantes y recién egresados tengan una opción de servicio social que mantenga su tradición de apoyo a las comunidades más vulnerables del país.

Establecer convenios con la SEP para coadyuvar en las modalidades emergentes de educación por TV y digital. Con el Conafe y el INEA para promover programar educativos y de alfabetización en las comunidades más apartadas del país. Avanzar en el “Programa Territorial Operativo” (Sedatu), que incluye el Plan Maestro de Barrios, para cubrir al menos 100 ciudades de 10 estados, en 15 ciudades con mayor índice de marginación.

La Agenda Urbana del IPN para municipios y comunidades debe ampliarse en: Análisis Demográfico y Socioeconómico, Vivienda y Habitabilidad, Régimen de Propiedad, Equipamiento Urbano, Infraestructura Urbana, Movilidad, Espacios Públicos y Áreas Verdes, Medio Ambiente y Riesgo, y Vulnerabilidad.

El IPN puede participar en proyectos prioritarios del gobierno federal como los programas sociales y otros como el Tren Maya. Con estudiantes y egresados especialistas en: proceso constructivo, planeación de nuevas ciudades, estudios ambientales y formación técnica.

En educación no hay presupuesto que alcance, el del IPN requiere una profunda reingeniería en austeridad y optimización.

En 2020 el Instituto ejercerá un presupuesto cercano a los 17 mil millones de pesos, que equivale al de al menos cinco de las universidades estatales más importantes. El IPN, por su origen y naturaleza, debe ser ejemplo para muchas instituciones públicas de Educación Media y Superior de transparencia, rendición de cuentas, austeridad y optimización de su gasto.

Abrir su gasto a las instancias de supervisión de gasto como la ASF. Autonomía no debe traducirse en despilfarro e impunidad. En este sentido se debe evitar los abusos que se cometieron en el pasado, respecto a la facultad que permite a las instituciones de Educación Superior, realizar proyectos con dependencias mediante adjudicaciones directas (Estafa Maestra), establecida en el artículo primero de la LFAASP.

 

REORIENTAR LA ESTRATEGIA DEL GASTO

El IPN debe reorientar su estrategia de gasto. Tener como prioridad la mejora de su calidad educativa, mediante acciones concretas. Ejemplo, apoyo amplio al equipamiento e infraestructura de escuelas. talleres y laboratorios En este rubro sólo se gasta el 1.62% del presupuesto total.

Creación de un Fideicomiso público -privado (con participación y donaciones de egresados y empresarios), con un manejo transparente, para el equipamiento e infraestructura de Escuelas, talleres y laboratorios que sustituya a la obsoleta COFAA (organismo descentralizado), que fue creada hace 70 años en condiciones ya superadas.

Del mismo modo eliminar el POI, que es otro organismo descentralizado, obsoleto y carente de lógica. Sus funciones y actividades podrían ser realizadas por una Dirección de área dependiente de la Secretaría de Administración, que de manera transparente y apegada a la ley licite las obras que requiere el Instituto.

Se volvió una práctica de los directores generales de los últimos 20 años, gastar en la construcción de ‘elefantes blancos’, que representan los “Centros de Educación Continua”, que se tienen en al menos la mitad de los estados del país.

Con una infraestructura mal planeada con altos costos de construcción (corrupción velada) y con enormes gastos de mantenimiento. En su origen se planeó fueran extensiones de los programas y carreras más prestigiadas y tradicionales del Instituto. En los últimos 20 años se limitaron a ofertar cursos y diplomados que no aportan lo esencial del IPN a las necesidades de la entidades y ciudades donde se ubican.

Focalizar recursos en la creación y manejo transparente de fideicomisos público-privados, para apoyar a los inventores, creadores y alumnos de excelencia del IPN, que han destacado en competencias internacionales en robótica, matemáticas, informática y otras, que al tiempo sirvieran para generación de mayores recursos propios.

Hasta ahora el Politécnico ha conservado su prestigio académico, gracias a su valiosa planta de académicos, la mayoría ya rebasó la edad de jubilación, pero no se jubilan, porque se carece de un plan de pensiones que les garantice un ingreso mínimo decoroso, a quienes han dejado su vida, al servicio de la docencia en el IPN.

Lo anterior es sólo un esbozo de muchas reformas en los aspectos administrativos, académicos y jurídicos que requiere el Instituto desde hace al menos 25 años.

Miles de egresados politécnicos, orgullosos de nuestra “Alma mater”, esperamos que la designación que haga el Presidente de la República, en noviembre de 2020, permita que el IPN tenga su propia transformación y con ello coadyuve a la transformación de México.

 

** Maestro y académico.

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