AMLO, queremos que gobierne para las siguientes generaciones y no para las próximas elecciones

Tiene un gran reto para todos los mexicanos: la unidad y que surja su liderazgo eficaz para no apagar la “Llama de la Esperanza”

POR MARCO ANTONIO FLORES***

 

México se encuentra ante una de las mayores encrucijadas de su historia.

El dilema del Presidente Andrés Manuel López Obrador: Sacar a flote al país, o el pueblo y la historia le demandarán no haber estado a la altura de lo que el país reclama en el momento actual.

La crisis económica agravada por la pandemia nos ubica en un escenario único que no tenía México ni el mundo desde 1932.

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, México no sólo es el país de América Latina con la previsión más negativa, también es una de las cinco naciones en el mundo que se espera tenga un mayor golpe a su economía, con la expectativa de que su PIB caiga a una tasa de dos dígitos. Como todos sabemos la crisis es mundial y provocada por el Covid-19.  Sin embargo, en el caso de México, desde 2019 ya se veía un deterioro de nuestra economía, motivado en gran parte por la incertidumbre para los inversionistas mexicanos y extranjeros por la falta de claridad en las reglas.

Para atenuar el escenario catastrófico, lo primero que se deberá hacer es propiciar la confianza de los inversionistas. El primer obligado a transmitir ese mensaje es el Presidente de la República.

Es momento de que el innegable liderazgo que tiene el Presidente de la República muestre su eficacia. Es hora que los mexicanos corroboremos que tenemos un líder, que actúa como jefe de Estado.

Al igual que el hierro se forja en el fuego, se conoce de qué está hecho el verdadero líder en las grandes crisis. Sería ideal y deseable que AMLO intentara hacer algo similar a lo realizado por Franklin D. Roosevelt -toda proporción guardada- para sacar a Estados Unidos de la gran crisis  económica provocada por la “Gran Depresión de 1929”.

Primero, convocar a un “Nuevo Pacto”, el famoso “The New Deal”, que tuvo como característica ser un proyecto Keynesiano con gran intervención del Estado, pero con el apoyo de los empresarios, incluso en la negociación de  reforma fiscal que realizó.

Lo hizo de la mano de los banqueros, que en consenso aceptaron nuevas regulaciones y reglas claras.

 

LAS TRES ERRE

El “New Deal” incluía las tres erre:

El primero, RELIEF, que consistió ayuda y socorro a los trabajadores, a través del WPA (Works Program Administration), creando un millón 300 mil empleos a partir de apoyos a grandes obras de infraestructura, principalmente en construcción de carreteras, ferrocarriles, hospitales y escuelas.

En el sector agrícola, el “Tenesse Valley Autorithy” logró, con la construcción de grandes presas, canales y sistemas de riego, llevar agua y energía a todo el centro de Estados Unidos que había tenido décadas de sequías.

Segundo, RECOVERY, que consistió en la recuperación del empleo y activación de la economía.

Y tercero, REFORM, con lo cual creó instituciones fundamentales: Seguro Social, Oficina de Regulación de Depósitos para dar confianza a ahorradores y la Oficina de Regulación del Sistema de Aseguradoras, entre las principales.

Roosevelt promulgó 15 leyes de emergencia y aumentó los impuestos para las grandes empresas, al tiempo que les dio contratos y gigantescas obras para apoyar el gasto público.

Un común denominador de AMLO con Roosevelt -si lo hubiera- sería la perseverancia.

Es tiempo, señor Presidente, que, con el indudable apoyo que todavía tiene, demuestre que su liderazgo está a la altura, de lo que México reclama para afrontar con capacidad la gigantesca crisis de salud y económica mundial que ya nos alcanzó. Queremos todos que la “Llama de la Esperanza” se mantenga viva.

Si bien el Presidente conserva una alta aceptación en su “base dura”, del mismo modo, millones de mexicanos han manifestado en diversas encuestas no estar de acuerdo en la forma en que ha manejado su gobierno, sobre todo la que le cayó como ‘anillo al dedo’, la emergencia sanitaria del coronavirus.

 

ENOJO EN LAS REDES SOCIALES

Hay grupos de ex políticos, gobernadores, legisladores, intelectuales, periodistas, pequeños empresarios, trabajadores, empleados, lideres empresariales y ciudadanos en general que han manifestado, como nunca, su enojo en las redes sociales.

Es desconcertante que en medio de esta crisis, que apenas comienza, se siembre la discordia, odio y división entre gobierno y empresarios, entre morenistas y de otros partidos, entre ricos y pobres, entre fifís y chairos. Más grave aún que se divida a los empresarios entre los de primera y los de segunda. Al final, la crisis a los que más perjudicaría sería a los pobres y a los no tan pobres, clase media baja. Los primeros podrían incrementarse, según cálculo de especialistas, hasta en 20 millones de pobres más, en los siguientes años, y a los segundos les bajaría sustancialmente su nivel de vida. A quién le interesa un escenario así: a nadie.

El secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, al anunciar el presupuesto 2021, dijo que ya no hay “guardaditos”, una declaración que pinta un futuro nada halagador.

Será interesante saber de dónde sacarán recursos para apoyos y recuperación de millones de trabajadores que ya se quedaron sin empleo, cómo pagarán sus abultados saldos (intereses no condonados) de tarjetas bancarias, cómo se dará liquidez a las Pymes que dan empleo a miles de  trabajadores y representan el 90% de la actividad económica.

Todavía se esperan apoyos para esos trabajadores, así como de negocios familiares, de restaurantes, de la industria turística y otros miles de informales que viven al día y se quedaron sin empleo.

En otros países se han anunciado medidas económicas contracíclicas, apoyos fiscales, condonación de intereses bancarios y diferimiento de pago de impuestos. Dar créditos fiscales, principalmente a pequeños contribuyentes y Pymes es una forma inmediata de inyectar liquidez y no es deuda pública.

 

URGE UNA GRAN CONVOCATORIA NACIONAL

Parece que ninguno de los colaboradores de AMLO quiere ayudar a su jefe. Nadie ha querido decirle al Presidente que urge un gran mensaje de unidad y confianza. La importancia y oportunidad de plantear ante la nación un “nuevo pacto nacional”, una gran convocatoria nacional, un mensaje de conciliación e inclusión que establezca con claridad cuál es el plan integral de recuperación.

Cuál será el papel de los partidos políticos, los sindicatos, los banqueros, los pequeños y grandes empresarios, las organizaciones de la sociedad civil, las universidades, los investigadores, científicos, estudiantes, los profesionistas, los jóvenes, las mujeres y todos los mexicanos, sin distingos, ante el enorme reto.

A todos nos conviene darle nuestro apoyo, o al menos el beneficio de la duda, al Presidente, siempre y cuando demuestre de manera fehaciente que quiere dar resultados, que tiene la voluntad política de gobernar para todos y de escuchar a los mejores mexicanos, sin distingos ideológicos o partidarios.

Benito Juárez consiguió rehacer la República porque un equipo de gigantes lo acompañó. Destacaron personajes de la talla de: Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Miguel Lerdo de Tejada, Francisco Zarco, Manuel Doblado, Ignacio Zaragoza, Sebastián Lerdo de Tejada, Ignacio Comonfort, José María Lafragua, Guillermo Prieto, Ignacio L. Vallarta, Matías Romero Avendaño y José María Iglesias.

Usted, señor Presidente, tiene la palabra: O busca a los mejores mexicanos donde estén, o se queda con un gabinete de incondicionales, ineptos y aduladores, que más bien parece un grupo de “secretarios particulares” y de “ausentes”. Claro, con escasas excepciones: Marcelo Ebrard, Esteban Moctezuma, Olga Sánchez, Arturo Herrera, Luisa María Alcalde, Alfonso Romo y Zoe Robledo.

 Queremos que se reavive la “Llama de la Esperanza”. Todavía es tiempo señor Presidente. Usted se apoderó del poder en buena lid, con arrojo y audacia conquistó la confianza de millones de mexicanos.

Queremos que gobierne pensando en las siguientes generaciones y no sólo en las próximas elecciones. La encrucijada es enorme: O nos sumergimos en la incertidumbre y peligros del colapso económico e incluso político… o bien nos llenamos de esperanza, con la certeza de que tenemos un gran líder, con capacidad de sacar al país de la crisis y reencausarlo por la vía del crecimiento económico, el bienestar y la justicia social.

Hay 30 millones de mexicanos que todavía confían en su Presidente; 30 millones que no están de acuerdo con su mandato; 30 millones que hasta el momento son indiferentes (son los que no votan) y otros 30 millones de niños y adolescentes (el futuro del país) que no están en el padrón. En la hora actual y en medio de la crisis mundial, México se juega su futuro. El Presidente López Obrador tiene la palabra… pero también la tienen 120 millones de mexicanos.

 

*** Maestro y académico

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