El Ganso, el Monarca de la Muerte

Sus decisiones como Rey quedan en entredicho, pues bien pudo evitar que miles y miles de personas fallecieran por la pandemia, pero no lo hizo, por las razones que sean, pero no pudo con el cervezavirus, que le ‘cayó como anillo al dedo’

POR GAEL BUENDÍA

El Poeta del Periodismo

 

Desde algún lugar del mundo a 26 de febrero de 2021.

Erase que se era, cuenta la leyenda, que hace muchísimos años un Ganso se distinguió entre todos los de su especie, ya que era revoltoso a más no poder.

Su mira era llegar a gobernar y después de estar chingue y chingue por más de 30 años por fin logró que el pueblo lo llevara a la primera magistratura.

¡Les cuento! El día de su investidura todo el pueblo se volcó a la explanada de Palacio Nacional para victorear a su nuevo guía, quien hinchado de poder repartía sonrisas y besos a todo el pueblo, su noble pueblo, como él lo catalogo de ahí para adelante.

Suena a exageración, pero en su discurso de su investidura el pueblo inundó de lágrimas toda la plaza cuando prometió solemnemente: “Juro que gobernaré para que ustedes, mi pueblo noble y bueno, gocen del bienestar que por más 7 décadas los anteriores gobernantes les negó sumiéndolos en la miseria. ¡Ya no más miseria, se acabó!”.

“De hoy en adelante su Rey, o séase yo (ahí fue donde se proclamó Monarca), prometo que seré ‘tierno con los niños, galante con las mujeres, caballero con los hombres e  implacable con los malvados”.

 

Y continuó conciliador: “Para ellos abrazos, no balazos. ¡Ah! pero -rectifico- si esos canallines no rectifican su conducta, los acusaré con su abuelita. Porque ¡qué bonito! que anden asaltando a los pasajeros despojándoles de sus celulares y pertenencias. ¡No, no está bien!”. Y remató: “¡Fuchi, Caca!”.

En los primeros 15 días de su gobierno se vieron cambios drásticos. Lo primero que hizo fue cambiar de residencia, ya que -según él- se merecía una de acuerdo con su investidura, no una pichurrienta residencia oliendo a pinos, sino que mínimo fuera un Palacio o un castillo ya de perdis.

Finalmente el Monarca optó por elegir un Palacio Nacional, argumentando que aquella residencia, la cual ocuparan sus antecesores, le pertenecía al pueblo.

Huelga decir que el pueblo agradecido acudía todos los días, sobre todo el domingo, a incursionar en aquella  mansión que por sexenios y sexenios había sido la Residencia Oficial.

“¡Juar, juar, juar”, se regocijaba El Ganso. “No cabe duda que mi pueblo es noble y bueno, ¡mira qué feliz está! Se tragó el cuento de que rechazaba la residencia para devolvérsela a ellos, ahora vamos a deshacernos del Carruaje Real. ¡A ver, que lo rifen!”, ordenó.

“Así es, mi rey, tú te mereces eso y más”, dijo su consorte.

Las hojas del calendario fueron cayendo, los días se convirtieron en meses, los meses en años, dos para ser precisos. Sus promesas nunca fueron cumplidas, los canallines se mofaban de sus declaraciones, pero lo más grave es que aquellas tres promesas que prometió, como lo fue “tierno con los niños”, no sólo carecieron de ternura y amor, sino que se le retiró el medicamento para sobrellevar su cáncer.

“¿Caballeroso con los hombres?”… Utah, a los de la tercera edad les escatimó su ayuda dejándolos a su suerte.

Y sobre lo de “Galante con las mujeres”, ¡no, pues eso sí que no tuvo perdón de Dios!.. No sólo se mofaba de sus protestas, sino que apoyaba a sus secuaces nombrándolos candidatos a gobernadores.

Y cuando se le cuestionó, calló a sus detractores con una frase que pasará a los anales de la historia: “¡Ya Chole!”.

Pero lo más insultante fue que todas las mañanas se apersonaba en la sala de conferencias y decía una sarta de mentiras que insultaban al pueblo, ese pueblo pensante al cual lo había sumido en la total pobreza. En el recuento de los daños se asentó que dicho personaje taimado y siniestro llevó al país a la ruina.

Y no sólo eso: El Ganso es considerado como el “Monarca de la Muerte”, ya que bien pudo evitar que miles y miles de personas murieran por la pandemia.

Y todavía tuvo agallas para expresar “La pandemia nos vino como anillo al dedo” cuando se propagó por todo el mundo el Covit-19.

¿Un Ganso en Palacio? No… que así lo haya considerado la Voz Populi es otra cosa. Si acaso dicho personaje se asemeja a un pato, ya que es chaparrito y de su pico sale una sarta de mentiras, pero sobre todo su característica principal es que tiene los pies planos que lo llevan a dar vueltas y vueltas sin salir de los problemas que aquejaba su reinado….

¿Qué sigue? No lo sabemos, pero El Ganso en su Palacio tiene un hambre atroz, más bien feroz, que no tiene llenadero, tiene todo, quiere todo y va por todo teniendo a su pueblo bueno y sabio como aliado… ¿Lo logrará? El tiempo lo dirá.

 

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