POR JOSÉ VIEYRA
El Chelsea se ganó el derecho a derramar cada una de las lágrimas, de pura felicidad, por conquistar su segundo título de Champions League.
Con gol del alemán Kai Havertz al 42′, los Blues derrotaron 1-0 al Manchester City en el Estadio do Dragao, con una exhibición de su solidez defensiva (récord de 4 goles recibidos en el torneo) y de poder ofensivo.
Thomas Tuchel ganó su primera Champions apenas una edición después de llorar por la derrota. Su planteamiento táctico fue perfecto, tanto que hizo parecer un novato a Pep Guardiola, quien ya suma 10 años sin ganar la “Orejona”.
El técnico alemán llegó como emergente esta temporada. Le cambió el rostro a un equipo que desfallecía con Frank Lampard. Lo trabajó desde la defensiva, esa que hoy fue perfecta pese a la temprana salida por lesión de Thiago Silva, pero de la que Antonio Rüdiger tomó las riendas. Si se considera además el enorme aporte de un todoterreno como el francés N’Golo Kanté, el cuadro está completo.
Lo que necesitaba el Chelsea era un toque de inspiración, ese que no pudo darle Timo Werner en una opción clara al inicio del juego, pero que sí tuvo Mason Mount (el canterano revelación) al filtrar una pelota desde la media cancha y dejar mano a mano a Havertz, muy criticado durante la temporada, pero que seguramente hoy hace pensar al dueño Roman Abramóvich que valieron la pena los 80 millones de euros invertidos por él.
Fue un duelo que tuvo, como es de esperarse, una dosis de drama, como al 57′ cuando Kevin de Bruyne abandonó entre lágrimas el partido, tras un fuerte choque con Rüdiger, como ocurrió cuando el estadounidense Chistian Pulisic falló un mano a mano, tras un pase de Havertz.
Los Citizens, incapaces de imponer su estilo, jugaron al pelotazo en los últimos minutos, ya con dos puntas como Gabriel de Jesús y Sergio Agüero, el histórico que se irá al Barcelona y que no aguantó el llanto. Fue hasta el minuto final de la compensación cuando Riyad Mahrez tiró apenas por arriba de la portería, para ponerle más tensión al juego.
El portero Edouard Mendy, quien estuvo en duda hasta el último momento debido a una molestia física, casi no tuvo que emplearse a fondo, contra los dirigidos por Pep Guardiola que dieron uno de sus peores partidos de la temporada en el momento más inoportuno, pero de eso tiene mucha culpa el Chelsea.
De gran mérito el Chelsea, un equipo que resurgió de sus cenizas, que mostró más sangre y el cual, con todo merecimiento, ocupa el trono del torneo de clubes más importante del mundo. La “Orejona” es Blue.
